La música nos lleva a sentir diferentes emociones y sensaciones, incluso nos lleva a un punto en el cual nuestro cuerpo vibra ante los impulsos de cada una de las notas. Esto se resume en baile, una forma de expresión que día a día Jorge Ortiz Hernández la ha convertido en un pilar de su vida. Su meta es convertirse en un bailarín profesional de dafter.
Hace tres años, este joven de apenas 20 años de edad encontró en el baile una forma de vivir, pues este tipo de arte lo hace olvidar y llevar su cuerpo al límite, pues los movimientos que traza con sus piernas y brazos lo despojan de cualquier preocupación.
“El baile para mí significa mucho, no sólo es una expresión en sí que hago, es mi pasatiempo favorito, es un sentimiento que cuando empiezo hacerlo se me borra toda la cinta. Me apasiona tanto verlo como practicarlo”.
La meta de convertirse en un danzante y llegara los escenarios de Estados Unidos y Francia lo han obligado a convertirse en un bailarín urbano y subirse a los camiones a bailar para juntar los recursos suficientes para llegar su primer destino, Los Ángeles, California.
Para llegar alcanzar esta primera meta, Jorge necesita juntar la menos 30 mil pesos para cubrir sus necesidades básicas. Para juntar este dinero todos los días por periodos de al menos cinco horas sube a las diferentes rutas de camiones a mostrar sus mejores pasos de baile a fin de ganar una moneda.
En un plazo de 5 años, este futuro estudiante de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), confía en que llegará a Francia a dar sus mejores movimientos.
“Disfruto cada sonido, hay que saber escuchar con el corazón y con la mente, eso es lo que hace bailar una buena canción”.
Cristina Medina
