Debemos asumir el costo de invertir en ellos y no malgastar en nosotros
¿Qué costo debemos asumir como ciudadanos para que las nuevas generaciones logren vivir en paz? La gente ya está cansada de los políticos de siempre y sus mismas promesas sobre que “ahora sí van a bajar los índices de violencia”; pero los asaltos, los muertos, los desaparecidos, el robo de vehículos, los feminicidios y los enfrentamientos armados siguen en aumento desde hace más de tres décadas; violencia que ya ha cobrado la vida y libertad de miles de jóvenes, lágrimas de familias enteras y niños que ya crecen en una cultura que idolatra delincuentes.
Su “estrategia” ha ido desde los pactos criminales del PRI, hasta la negligencia y soberbia del PAN y su “guerra contra el narco”. Es decepcionante ver a personajes del Foxismo como Alfonso Durazo y Alejandro Gertz Manero, encabezando hoy los “trabajos” para garantizar nuestra seguridad, haciendo gala de sus mentiras e ineptitud. Todos los partidos políticos han fracasado y seguirán fracasando porque todos se han basado en el mismo viejo error de creer que “la violencia solo se combate con armas y dinero”. A esto debemos sumarle el costo de la corrupción de los gobernantes que por años se han enriquecido generando este aumento de la delincuencia, ahuyentando turistas e inversionistas y con ello lastimando las oportunidades de trabajo para la gente honesta.
Después de 30 años creo que ya es muy ingenuo que la ciudadanía esté esperando que los políticos cumplan sus viejas promesas de resolver este problema; los cambios políticos solo pueden detonarse desde la presión de la resistencia ciudadana. Sin embargo, debemos ser conscientes que nuestra generación ha sido sumisa y hemos permitido que una bola de políticos de todos los partidos nos gobiernen mal gastando nuestro dinero, sin invertir realmente en educación, en nuestras escuelas, en nuestros maestros y sobre todo en nuestros alumnos; hemos sido tolerantes con la corrupción de los partidos políticos y sus gobiernos.
Es tiempo de cambiar, de ser valientes y pacíficamente pero firmes exigirle al gobierno que invierta en las nuevas generaciones, y al mismo tiempo entender que hoy debemos asumir ese costo para destinar esos recursos en la generación de nuestros hijos y nietos; debemos invertir en ellos y no mal gastar en nosotros.
Por ejemplo, en el presupuesto de Sinaloa de este año, las transferencias a municipios (que en su mayoría es burocracia) suman 8 mil millones de pesos (MDP); en seguridad 2 mil MDP; fideicomisos para carreteras mil MDP; el pago anual de deuda pública 600 MDP; la Secretaría de Gobierno 450 MDP; la obscena cantidad de 116 MDP para los partidos políticos en un año que ni siquiera hay elecciones; gastos de comunicación y representación en la ciudad de México 35 MDP; todo esto suma más de 12, 200 MDP; mientras que tan solo con la tercera parte de esos recursos podríamos abatir el 100 por ciento del rezago en infraestructura de las casi 5 mil escuelas primarias, secundarias y preparatorias públicas que superan los 4 mil MDP.
Ese dineral en lugar de mal gastarlo en burocracia y carreteras mal hechas que sirven más para los “moches” de la corrupción del gobierno, en un solo año podríamos abatir este vergonzoso rezago educativo y lograríamos que todas las niñas, niños y jóvenes sinaloenses puedan estudiar en escuelas dignas sin poner en riesgo su integridad. Hoy insisto en hacer una llamado ciudadano a la resistencia, para exigirle a nuestros gobernantes este cambio en favor de las nuevas generaciones.
¿Cuándo haremos realidad esta esperanza? Cuando como ciudadanía asumamos nuestra responsabilidad y quitemos a los políticos de siempre, sustituyéndolos por los ciudadanos de ahora. Quiero que sepas que no estamos solos; y si tú también estás cansado de los mismos de siempre y aún tienes esperanza de paz, tú eres la resistencia.