OPINIÓN

La apuesta de Jorge Castañeda sobre la revocación de mandato de AMLO

Interesante la apuesta que Jorge Castañeda le hace a Leo Zuckerman, que de llegar a aprobarse la reforma en el Senado, el presidente AMLO perdería su revocación de mandato en 2021. Desde 2015 presenté esta iniciativa ciudadana en el Congreso de Sinaloa porque estoy a favor de la destitución de un gobernante corrupto, mentiroso o inepto antes de que termine su mandato; pero más allá del debate de si esta herramienta es positiva o no para la democracia en México, ¿Qué implicaciones electorales tendría en caso de llegar a aprobarse? ¿Por qué a Castañeda le excita la idea al grado de incluso apostarle a Leo en TV?, y más relevante aún: ¿cómo van a votar los senadores del PRI y del PAN, con cobardía o con inteligencia? Por cierto, ¿por qué Leo no le entra a la apuesta?

Conocí al entonces intelectual y escritor de izquierda Jorge Castañeda en 1994 cuando lo invitamos al Tec de Monterrey para debatir contra Luis Pazos sobre el modelo económico neoliberal en México; fue muy divertido ver a Jorge hacer pedazos a Pazos prácticamente de principio a fin del debate. Trabajé con él en proyectos ciudadanos como observador electoral, la campaña para senador de Adolfo Aguilar Zínser en 1997, posteriormente lo acompañé también en la Cancillería, así como en su campaña presidencial como candidato ciudadano independiente. A lo largo de los años he escuchado mucho referirse a Jorge como “un hombre brillante, pero arrogante”, y aunque obviamente no siempre coincidimos en ideas o proyectos, después de 25 años puedo decirles que ha sido un importante maestro, es mi amigo y es más inteligente que arrogante.

Si bien, la soberbia puede marear a los poderosos, el miedo también engarrota a los ignorantes, y la cobardía puede ser la madre de todas las torpezas; Castañeda lo sabe y lanza su apuesta, ¿inteligente o arrogante?
El presidente AMLO ganó con el 53 por ciento de los votos, solo tres puntos porcentuales arriba del umbral de la revocación de su mandato en 2021. Que un presidente pierda en su aprobación un punto por año no solo es factible, sino bastante común en México y el mundo.

30 millones de mexicanos votaron por AMLO contra 26 millones que votaron por la suma de las otras opciones. La diferencia son 4 millones de votos, pero en realidad serían solo 2 millones de votantes porque en un referéndum la elección es binaria, es decir, se vota por el “sí” o por el “no”, por lo tanto, cada voto que se transfiere matemáticamente cuenta doble.

Postular candidatos únicos del “PRIAN” electoralmente es una pésima idea, porque se suman los negativos de ambos en la boleta, pero en la revocación de mandato el “no” sería el único “candidato opositor” y se elimina la fragmentación de la oposición, sin sumar sus respectivos negativos. Por lo tanto, el “no” es un candidato de unidad postulado por la unanimidad opositora.

Los precios de la gasolina no han bajado, la inseguridad no ha mermado y no vemos a ningún exgobernador o exsecretario de Estado en la cárcel por su corrupción, que es el principal reclamo de los mexicanos con los políticos del Ancien Régime.

 

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