OPINIÓN

El presidente corta de tajo los nudos de la corrupción

Se dice que los venados tienen una pelambre y una piel tan sensibles que pueden percibir para donde sopla el viento y detectar el peligro a kilómetros de distancia. Una epidermis con esta misma cualidad posee el presidente Andrés Manuel López Obrador, según lo acreditan los más de 30 años de experiencia de lucha siempre contra la corriente, máxime que dispone ahora de la banda tricolor y de una herramienta fundamental: sus conferencias mañaneras, para apuntalar el apoyo popular.

Al igual que Alejandro Magno, que ante el nudo gordiano que nadie había podido destrabar desenvainó la espada y lo cortó de un tajo, AMLO hace lo mismo contra el nudo intocable de la corrupción forjado en 36 años de Gobiernos neoliberales que regían omnipresentes en los ámbitos político, económico y social de la vida nacional.

En cuanto asumió el cargo presidencial, el combate a la corrupción pasó de las palabras a los hechos. De eslogan electoral, se transmutó en una política pública concreta y activa, sin preámbulos ni protocolos, bajo la premisa de que el movimiento se demuestra andando.

La ramificada red de complicidades, lubricada por una implacable cohesión de intereses coludidos durante décadas, es lo que compone lo que llamamos un nudo gordiano, imposible de deshacer, a menos que se implemente con toda la fuerza del Estado mexicano un rompimiento drástico y radical de la situación prevaleciente, tal como lo hizo el presidente en el combate al robo de combustibles en Pemex con la intervención decidida del Ejército, la Marina Armada y la Policía Federal, que abatieron el huachicol de más de 80 mil barriles diarios a dos mil.

Otros nudos gordianos que requirieron el mismo modus operandi enérgico y sin miramientos fueron las estancias infantiles, los refugios para mujeres víctimas de violencia, la suspensión de subsidios a organizaciones como Antorcha, intermediarias de beneficios a las clases marginadas de la ciudad y el campo, y la reducción a la mitad de los gastos de publicidad del Gobierno federal, que disminuye los “apoyos” a los líderes de opinión de medios impresos y electrónicos, redes sociales incluidas.

En una conferencia mañanera el presidente AMLO convocó a la secretaria de Bienestar Social para que explicara lo relacionado con las estancias infantiles y los albergues — refugios. Ella explicó que se levantó la canasta de los subsidios para sanear la malversación de fondos, con más de 80 mil niños inexistentes, cuyas becas se embolsaron los concesionarios de las guarderías.

Dicho sea de paso, en estas audiencias colectivas, cinco días de la semana el presidente suele romper nudos gordianos informativos, es decir, comparte datos duros que han sido por años secretos celosamente guardados bajo siete candados. Así es como nos enteramos de que las compañías que construyeron gasoductos de miles de kilómetros multiplicaron por ocho el costo de estos, y al concluirse son propiedad de los contratistas, no de la CFE, a la que cobran cantidades descomunales de alquiler, aunque no funcionen. Otro escándalo: el IMSS, el Issste y la Secretaría de Salud le compraron el año pasado más de dos mil millones de dólares de medicinas a tres transnacionales farmacéuticas, más del 60 por ciento del total. Obviamente un nudo gordiano más, un meganegocio multimillonario a costa de la salud del pueblo mexicano.

¡Pácatelas!

 

 

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