Algo que se presenta de manera muy común en las organizaciones, es que cuando llevas mucho tiempo haciendo lo mismo, no te das cuenta de algunos errores o empiezas a verlos normales y tampoco encuentras áreas de mejora, a esto se le llama ceguera de taller.
Es importante destacar que hay ocasiones en las que estamos tan metidos en la operación que llega alguien y nos dice ¿y si lo hicieras de esta otra manera? Y nos quedamos pensando, tan sencillo el cambio ¿cuál es el motivo por el que no se me ocurrió a mi antes si conozco muy bien todo el proceso? Y es precisamente porque estamos tan metidos en la operación que no nos damos tiempo a ver las cosas desde perspectivas diferentes, donde esa perspectiva diferente o evaluación de la operación que lleva consigo la observación nos permite ver las cosas de otra manera, es de suma importancia reconocer que necesito salir de lo observado para poder observar.
Algunos autores denominan a la ceguera de taller como una enfermedad empresarial, que puede llevar a la desaparición de una empresa, por la gravedad de que si sigo metido en la operación no tengo tiempo para analizar el entorno, el cual está cambiando constantemente, ¿qué sucede en una empresa? Pondremos un ejemplo, en una oficina se tiene una puerta de dos hojas, una se descompone, por lo que están usando la que sí sirve, sin embargo por andar con otros pendientes no se manda arreglar, y las personas que estaban acostumbradas a entrar por la hoja ahora descompuesta abren la que sí sirve hasta que se acostumbran a entrar solo por ese lado, esa costumbre indica que se volvió parte de la inercia, y si llega alguien nuevo entrará por el lado de la puerta que abre, tal vez piense que nunca se ha abierto, o que no se abre porque no les gusta abrirla, y ocurre que en ocasiones esas acciones se convierten en un paradigma, como algo que es costumbre y nadie se percata de que debe ser cambiado hasta que llega alguien nuevo o externo y ve las cosas de manera diferente, cuando en realidad es que no se atacó el problema desde inicio, si no tuve dinero en ese momento para mandarla arreglar, en cuanto lo tenga hay que hacerlo, lo importante es no permitir que las acciones cotidianas eliminen la oportunidad de hacer bien las cosas o de asumir que están así porque es más cómodo o más barato o más rápido. Inclusive hay ocasiones en que hago muy bien las cosas, sin embargo, que sea muy bueno en lo que hago no significa que no pueda mejorar, el detalle es estar atentos y dispuestos a la mejora.
Hay elementos sencillos en este tema que pueden ser de gran ayuda:
– Define tiempo determinado en el que vas a dedicarle a la observación y análisis de la operación.
– Genera lluvia de ideas en los colaboradores, tal vez lo que tú no viste alguna otra persona sí lo vio.
– Estar muy atentos a los motivos que pueden generar un accidente por no tener en óptimas condiciones los recursos necesarios.
– Contratar los servicios externos de un consultor especializado.
– Evitar creer que se sabe todo de la operación, y que por eso no necesita mejorar o nunca van a cometer un error u omisión
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