OPINIÓN

Aprender a soltar

La nueva normalidad ha desfasado ciertos productos y otros han tenido un despunte significativo, tales como los relacionados con la alimentación, la salud y la tecnología, así como muebles para trabajo en casa, esto marca una tendencia en los consumos, algunas empresas han tenido que parar producción y otras aumentarlo.

El encarecimiento de los insumos originado por la demanda y escasez de los productos, así como los retrasos en los tiempos de entrega también hacen que las personas inviertan más en productos que antes no lo hacían, el dinero que se tiene es gastado por algunas familias con más cautela que antes, por la disminución del mismo y el mencionado encarecimiento de varios productos, así como la necesidad en algunos hogares de tener más aparatos de tecnología que permitan realizar las clases y conferencias virtuales así como las actividades laborales y reuniones desde casa.

Todo lo anterior ha impactado en el consumo que será variable hasta que la nueva normalidad deje de ser nueva y se convierta solo en normalidad dando paso a otras tendencias o factores que la afecten, y se estabilice la economía, sin embargo, en ese proceso hay empresas que se quedan en el camino y personas que se quedan sin empleo, por lo que se tiene un duelo en esas situaciones y también hay que considerarlo, puede ser que el empresario vea caer toda su inversión de muchos años de esfuerzo y trabajo en unos meses, algunos cerrando sucursales, o cambiando de lugar porque no les alcanza para pagar la renta, despidiendo personal, tomando decisiones que son difíciles, que duelen, y la otra parte es el personal despedido, que puede sentir inseguridad, frustración, preocupación, ambas partes tienen una situación compleja que debe ser tratada como un duelo ante la pérdida de algo, siendo el duelo un proceso en el que se requieren hacer ajustes emocionales por la pérdida que se acaba de tener, conlleva tiempo y tiene varias etapas o fases, cabe destacar que tiene mucho que ver la magnitud de lo que se ha perdido, si es rescatable, si es reemplazable, si carece o no de importancia.

La fase inicial es la evitación, cuando no se cree realmente que eso esté pasando, y se manifiesta al cerrar las cortinas de la empresa, o recibir el finiquito o liquidación de la empresa en que se laboraba, esta fase puede ser muy rápida o llevarte meses en aceptarlo.

La segunda fase es la de dolor ante la separación de lo que se ha tenido, se puede sentir frustración, tristeza, inclusive puede convertirse en el único pensamiento, es importante salir de esta fase para llegar a la tercera que es la resolución, es la adaptación a esa nueva normalidad que se tiene respecto a la sustitución de lo perdido por nuevas actividades, en el caso del empresario puede ser el decidir si se vuelve a emprender o se dedica a otra cosa, al igual que el desempleado, si vuelve a buscar trabajo o se dedica a trabajar por su cuenta o inclusive poner su propia empresa, en estos momentos la resignación forma parte de las nuevas decisiones.

Debemos sentir las emociones y gestionarlas de manera positiva para encontrar nuevos caminos, nuevos proyectos, nuevas empresas, nuevas maneras de encontrar lo que queremos hacer con nuestras vidas. Es momento de aprender a soltar para tomar lo nuevo que se presenta o lo nuevo que iremos edificando.

Nydia Hidalgo
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