CULIACÁN.- Como estrategia de inicio de año podemos tomar los hábitos como una oportunidad de cambio positivo que se vuelva permanente, con el objetivo de obtener un valor como resultado de su constancia, y al realizarlos una y otra vez se vuelven parte de nuestra personalidad cuando los ejecutamos y llegan a generar un distintivo, inclusive en la organización que laboramos.
Cuando una organización contrata a un nuevo colaborador es muy importante que lo concientice de su filosofía empresarial, siendo un componente primordial los valores, esos valores que distinguen a tu organización de las demás, como su nombre lo indica, son cosas que dan valor, por lo que la organización se enfoca en el cumplimiento de los mismos para dar valor a la organización, si uno de tus valores es la colaboración significa que le das importancia a hacer equipo, si tu valor es la pasión, es que todo lo que haces lo ejecutas con el compromiso y la entrega que da el hacerlo con la razón y el corazón.
La definición de los valores no son lo que da prestigio o valor a la empresa, que se ejecuten, que se conviertan en la esencia de las actitudes de ti y tus colaboradores es lo que da el valor, inclusive te puede generar una ventaja competitiva sobre las otras con mismo giro, surtido y precio, no solo la calidad en el servicio que das al cliente, sino esos valores relacionados con todas las actividades y actitudes que en la organización se realizan.
Los valores formales, son definidos dentro de la filosofía empresarial para que todas las personas los conozcan y sepan las bases fundamentales de valores de la empresa y todos sus componentes, mientras que los valores informales son todos aquellos que no están escritos, que se reflejan con el ejemplo de los actos de cada uno de los integrantes de la organización, por ejemplo los jefes, los cuales son los que tienen una mayor oportunidad de ser líderes, y sus hábitos los distinguen de los demás, es ahí la importancia de que sus hábitos que conviertan en los valores de la organización, un valor que emana de la presencia de ciertos actos que definen a los que dirigen a la organización, si por ejemplo el director, dueño o líder principal de la organización es impuntual, aunque el valor formalmente sea la puntualidad, y decimos formalmente porque puede estar escrito, inclusive puede estar en un cuadro elegante en la entrada, o en su página web, pero si no se ejecuta sino todo lo contrario es inválido, no genera valor. Si dentro de los valores está la honestidad y resulta que el jefe casado anda con la secretaria se ve que no hay honestidad en los actos y el jefe pierde credibilidad en la ejecución de los valores de la organización, y así como eso podemos enlistar muchos ejemplos, por lo que este inicio de año es una excelente oportunidad para revisar de nuevo la filosofía empresarial, analizar si los valores realmente son lo que distingue a la organización con los actos, hábitos y costumbres de los colaboradores, y si hay algo que arreglar, corregir o mejorar hacerlo, escribir los valores no es lo importante, vivirlos sí.
Cabe mencionar que hay valores que se asume que todas las organizaciones deben tener, sin embargo, no hay que omitir en la capacitación al personal, si tu organización tiene cinco valores definidos, y la puntualidad no es uno de ellos créalo como hábito, como valor informal pero imprescindible, créalo como costumbre, como requisito que solo va a ser quebrantado con una verdadera situación que impida lograrlo, no solo en el personal, en tus entregas de mercancía, en el cumplimiento de tus servicios, en la llamada que quedaste de hacer, en la junta a la que tenías que asistir, en el correo que tenías que enviar, lanza una campaña de valores, en los que se reconozca a los que sí los cumplen, a los que sí los viven, a los que sí tienen una congruencia con sus actos, actos que representan la esencia de tu organización, de tu empresa, de tu cara ante el cliente, de tu prestigio y muchas veces también de lo que al final eres como organización.
