Unas botas a cambio de una vida
Un hombre intentaba arrojarse desde un puente pero un municipal logró convencerlo de no suicidarse
CULIACÁN.- Unas botas a cambio de una vida, fue un trueque que este elemento de la Policía Municipal de Culiacán nunca pensó que sucedería.
Pedro Manuel Alvarado Moreno, supervisor operativo de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal de Culiacán, recibió el reporte sobre un hombre que intentaba arrojarse desde el puente ubicado en la Costerita y Calzada.
Al lugar arribaron dos patrullas de la Policía Municipal y en el sitio ya se encontraban elementos de Protección Civil que interactuaban con el hombre, quien adoptó una actitud agresiva, además, llevaba un machete en la mano.
El hombre amenazaba con arrojarse desde el puente, pues aseguraba que nadie le brindaba ningún tipo de apoyo. Al mismo tiempo el agente observó que este hombre en situación de calle llevaba en sus pies trapos amarrados simulando ser zapatos.
El agente le señaló que si necesitaba zapatos, él se los entregaba, por lo que el hombre le reviró que quería unas botas como las que el municipal llevaba puestas.
“Me dice: el señor de ahí de la orilla, quiero unas botas como las que tú traes. Yo me las desabrocho, si quieres las botas aquí están las mías, póngaselas yo se las regalo”.
Ahí se dio la negociación entre ambos; el agente policiaco se quitó las botas y se las entregó al hombre, quién las tomó con una mano y con la otra entregó el machete.
La actitud del hombre cambió completamente y de manera amable se acercó a los elementos policiacos, ya con su nuevo calzado, mientras que el agente caminó descalzo hacia la patrulla.
El hombre les comentó a los elementos que tenía hambre, por lo que lo invitaron a comer y posteriormente fue llevado a revisión en el Hospital Psiquiátrico para su valoración.
Pedro, dijo que uno, como persona, debe ponerse en los zapatos de los demás y literal, así lo hizo, pues al andar descalzo tras entregar sus botas, sintió lo que aquel hombre, al tocar el pavimento ardiendo.
“Y él, literalmente, se puso mis botas y por un momento me puse en la situación que él estaba. En los dos o tres metros que caminé, todavía siento lo que es un poco la quemadura de mis pies, de como anduvo el señor ahí sin calzado”.
Francisco Morales
