Una nueva realidad
A Wuhan, China le bajaron el switch de su dinamismo de manera intempestiva el 23 de enero pasado a causa
de una nueva enfermedad, que hoy es la que más genera noticias. En el resto de mundo, incluido México, la
pausa a la vida cotidiana llegó con advertencias previas, aunque todavía con gran incertidumbre de sí serían o
no los 40 días de costumbre de una cuarentena “tradicional”. Esta circunstancia tomó por sorpresa a la
mayoría de la humanidad con excepción de algunos como Bill Gates que lo advirtieron por anticipado. Así
como la crisis por la pandemia fue difícil de pronosticar, también está siendo complejo predecir qué pasará al
levantarse el confinamiento.
En la obra literaria más conocida de García Márquez se narra como Macondo padeció la epidemia del olvido y
del insomnio. Haciendo uso del realismo mágico, el ganador del nobel imagina cómo los habitantes del pueblo
escriben el nombre de las cosas para recordarlas en medio de la incertidumbre como nosotros usamos el
antibacterial, los guantes y el cubrebocas al ir a hacer las compras al supermercado. Lo que estamos viviendo
pareciera sacado de una historia de ficción, pero la realidad nos despierta con las cifras de enfermos y
muertos en aumento. Por cierto, en Macondo acabo el contagio y la vida regreso al estado previo. En el caso
del coronavirus es poco probable que eso pase.
Hace 7 semanas, desde la reclusión domiciliara que obliga la circunstancia, estamos atentos anhelando el
anuncio gubernamental que libere las actividades tradicionales y así regresar al estilo de vida previo al
COVID19. Pero no llega este deseado levantamiento del confinamiento, al contrario, disminuye su velocidad,
se retrasa y desanima. Y así, mientras esperamos ese momento también se asoma un nuevo concepto en los
discursos de las autoridades que se acuña en la frase: “La nueva realidad”. Toda esa energía acumulada al
interior de nosotros en esta epidemia se encontrará, una vez concluido el encierro colectivo, con un pesado
muro llamado nueva realidad.
De esta forma, el deseo por abarrotar el cine por los estrenos de verano tendrá que postergarse muy posiblemente. La idea comentada con nuestros amigos de vernos todos, una vez concluido este período, en el
antro, en el restaurante o en el bar quizás tenga que esperar más tiempo del que nos imaginamos
originalmente. Aristóteles aseguro que el ser humano tiene en su esencia una necesidad de socializar, pero
esta necesidad tendrá que adoptar nuevas formas debido a la nueva realidad.
¿Y cómo es esta nueva realidad? Un ejemplo cercano a lo que podríamos ver en las calles y los espacios
públicos de México quizás esté en Wuhan. Allá ya están tratando de replicar la vida que tenían en 2019 y la
nueva realidad se les ha presentado como un factor novedoso con rostro de fuerza invisible. Por ejemplo, al
subir metro ahora tienes que pasar tu teléfono celular por un código QR para que se rastreé tu ubicación en
caso de contagio. Las crónicas de esta Ciudad, epicentro del brote de COVID19, ilustran un lugar en el que sus
vecinos acuden a las escuelas y a sus centros de trabajo, pero con algunos aditamentos que antes eran
exclusivos de los hospitales. Sin duda, las reglas de higiene colectiva han cambiado.
En Wuhan la cuarentena fue de casi 3 meses, 76 días para ser exactos. Aquí con nosotros en México el conteo
hoy acumula 53 días. El calculo hecho, de acuerdo con lo dicho por el gobierno, es que en unos 20 días se vaya
relajando el confinamiento. Vayamos preparándonos para salir de casa en un nuevo contexto. Yo espero, que
además de los guantes y el cubrebocas, también esta nueva realidad traiga consigo vecinos todavía más
solidarios. Este es mi deseo. Espero se cumpla.