La gastronomía mexicana ha logrado ganarse un lugar a nivel mundial. Es a través de platillos como los tacos, chiles rellenos, caldos y las famosas tortas, ha deleitado cientos de paladares. En el caso de estas últimas, ha sido tanta la variedad de rellenos y tamaños que se han colocado en un lugar privilegiado, un lugar como el que hoy tienen las tortas de Don Rubén Arroyo Ávalos, quien desde hace más de cinco décadas se ha dedicado a ofrecer este joya del buen comer.
De acuerdo con Ricardo Arroyo, hijo del “torta” como apodaban a Don Rubén, cuenta que este negocio familiar empezó en 1962 en la esquina de Ruperto Paliza y Ángel Flores. Su papá acompañaba a su abuela, la señora Josefina Ávalos, a vender sus tortas. Estos llegaban desde temprana hora para ofrecer unas “tortugas” de frijol con chorizo, pierna, y las del estilo del Chavo del Ocho, las de jamón.
Con el paso de los años gracias a al éxito y el esfuerzo que a diario le ponen, Don Rubén, su mamá y familia han consolidado este pequeño negocio, mismo que hoy ubica sobre el Paseo del Ángel, cerca del cruce con la calle Jesús Andrade.
Por gusto de los clientes don Rubén y su mamá, decidieron apostarle a la cochinita, un guiso que ofrecen al estilo de Michoacán, su lugar de origen.
Desde las 4:00, a sus 87 años, doña Josefina empieza a trabajar en la preparación del relleno. Junto a ella los integrantes de la su familia preparan los panes, la lechuga, el tomate y los chiles jalapeños. Una a una se van armando y depositando las tortas en la canasta que se instala en la caseta que han colocado como punto de venta.
Junto con esto preparan las aguas de cebada, limón y jamaica, así como la fruta fresca que ofrecen a sus clientes.
Las tortas del Paseo del Ángel están disponibles de lunes a sábado de las 7:00 a las 16:30. Listas para deleitar a quienes por andar a las carreras no alcanzaron a desayunar o comer.
Con información de Cristina Medina
