EL MUNDO

Toda Europa, en alerta máxima tras atentado perpetrado en Berlín

PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- Europa se prepara a pasar unas fiestas de fin de año en estado de alerta roja en previsión de una ola de atentados terroristas de gran magnitud.

Todos los países de la región aumentaron las medidas de seguridad por temor a una serie de ataques yihadistas destinados a crear un máximo de terror e inseguridad en la población, a fin de alterar la atmósfera festiva de las celebraciones navideñas.

Francia, como el resto de Europa, enfrenta “un alto nivel de amenaza terrorista”, reconoció ayer el presidente francés François Hollande, al pedir a las fuerzas de seguridad y a la población que mantengan una “vigilancia particularmente elevada”.

Tanto los gobiernos como los expertos en terrorismo están convencidos de que los grupos yihadistas, por razones religiosas y políticas, buscarán empañar la atmósfera festiva de las celebraciones navideñas.

Esos temores se intensificaron después del atentado cometido el lunes con un camión contra un mercado de Navidad en el centro de Berlín, que provocó 12 muertos y 48 heridos. El gran problema de ese ataque, según los expertos, es que no se trató de un hecho aislado. Casi a la misma hora en Ankara, el embajador de Rusia en Turquía fue abatido a sangre fría por un policía al grito de “No olviden a Siria”. Esa coincidencia parece indicar que existe un plan para crear una “gran perturbación en Europa”, conjeturó Gérard Chaliand, experto en estrategia y conflictos irregulares.

En los últimos días también hubo dos graves operativos islamistas en Jordania y otro en Grozny (Chechenia). Además, como el sospechoso inicialmente detenido debió ser liberado por falta de pruebas, aún está en libertad el conductor del camión que provocó la masacre de Berlín. Las autoridades alemanas temen que ese hombre, sin duda excitado por el resultado y por haber sido reconocido como “soldado” yihadista por el grupo Estado Islámico (EI) en una reivindicación difundida anoche, pueda sentirse tentado a cometer otro atentado de grandes proporciones.

En previsión de esa posible escalada, los europeos debieron resignarse a aumentar las medidas de control, sobre todo para las fiestas.

Francia prolongó la semana pasada el estado de emergencia nacional. En Gran Bretaña, las autoridades decidieron mantener el nivel de alerta en “muy alto” hasta fin de año. Austria reforzó sus efectivos policiales en la veintena de mercados navideños, que gozan de enorme popularidad, sobre todo en Viena. Polonia reforzó efectivos y patrullas policiales en sitios considerados “frágiles”, como estaciones de tren o centros comerciales. Italia, regularmente citada como “próximo blanco” en los videos del EI, instaló “hace semanas” las medidas de seguridad “que considera necesarias”. Lo mismo hicieron los países escandinavos y la República Checa, sin necesidad de modificar el nivel de amenaza.

Al mismo tiempo, los responsables políticos intentan tranquilizar a la población.

“No podemos dejar que el terrorismo sea más fuerte que nuestras tradiciones”, dijo el ministro del Interior austriaco, Wolfgang Sobotka. Su homólogo francés, Bruno Le Roux, pidió a los franceses que “eviten el miedo, salgan y se diviertan”. Sin embargo, las autoridades de París aún dudan si permitirán que se realice la tradicional concentración del 31 de diciembre en los Campos Elíseos. Cada año más de un millón de personas se reúne en esa avenida para festejar con champaña la llegada del nuevo año.

Los servicios europeos de inteligencia esperaban un recrudecimiento de la ola terrorista, pero –como ocurre siempre en estos casos– no siempre resulta fácil saber cuándo y dónde. Ese peligro aumentó después del regreso de centenares de combatientes europeos, que volvieron a sus países de origen decepcionados por el EI, pero sin haber perdido su fe en el yihad (guerra santa).

“En un principio pensamos que una gran parte había renunciado a su ideología de guerra santa. Nos equivocamos. Esa gente son bombas en estado latente”, reconoce el experto francés Jean-Charles Brisard. “Europa tendrá que aceptar la idea de que durante muchos años viviremos con la espada de Damocles del terrorismo sobre nuestras cabezas”, afirma.

Las cifras de la violencia terrorista dan vértigo: más de 300 personas murieron en los últimos dos años en Europa occidental en ataques terroristas lanzados por comandos yihadistas, lobos solitarios o individuos piloteados a distancia por organizaciones islamistas radicales. Esas cifras escalofriantes no incluyen los centenares de muertos provocados en atentados similares en Turquía y en Rusia. Tampoco contabiliza las decenas de ataques islamistas desbaratados en el mismo periodo por las fuerzas de seguridad europeas.

“Es imprescindible que nos unamos para terminar con el terrorismo”, volvió a clamar ayer Vladimir Putin desde Moscú. Desde que decidió lanzar sus masivos ataques para aplastar a la insurgencia islamista en la segunda guerra de Chechenia en 1999-2000, el presidente ruso convirtió al terrorismo yihadista en un “objetivo prioritario” de seguridad.

Con información de www.elsoldemexico.com.mx

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