¿Queremos vivir mejor? tenemos que ser mejores
Para que nuestros buenos propósitos de año nuevo se puedan realizar es absolutamente necesario que mejoremos como personas, que pongamos en práctica las virtudes humanas (hábitos buenos) necesarios para que ocurra el bien que nos propusimos.
Dos ejemplos concretos:
1.-En la realidad del matrimonio
2.- En la realidad de la familia.
1.- No se puede vivir mejor en un matrimonio donde los cónyuges han permitido que penetre la indiferencia entre ellos, la incomunicación; hayan permitido que los domine algún aspecto de la soberbia, del egoísmo; vivan la infidelidad, la incomprensión, la intolerancia, la impaciencia, la irresponsabilidad, la mentira, el desorden, el engaño, la envidia, etc. ¿Ahí se puede vivir una vida feliz?
En cambio si puede mejorar un matrimonio en el que los cónyuges se esfuerzan por comprenderse, por ser fieles, sinceros, leales, tener espíritu de servicio, saber admirarse y apreciarse mutuamente. Cuando se esfuerzan por ser flexibles, ordenados, pacientes etc. Si dan al cónyuge lo mejor de cada uno en el momento y del modo como el otro lo necesita. Si se esmeran por dar y pedir perdón frente a las equivocaciones y se apoyan uno al otro.
Todo esto no es fácil, pero es posible para un matrimonio enamorado que se ha planteado que el año 2020 darán un paso adelante para hacer realidad los compromisos que aceptaron el día que se casaron:
“Venimos aquí por nuestra libre voluntad sin que nada ni nadie nos presione…
“Yo, te acepto a ti…
“Y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso,
En la salud y en la enfermedad
Y amarte r respetarte todos los días de mi vida”
2.- No se puede vivir mejor en una familia donde viven como si estuvieran en un hotel o casa de asistencia y no en un hogar. Donde reina la indiferencia, la envidia, el desorden, el egoísmo, la deslealtad, la soberbia, la imprudencia, el materialismo, la pereza, la irresponsabilidad, etc.
En cambio si nos hemos propuesto entre todos formar una familia, que es una comunidad de amor donde compartimos unos bienes materiales y espirituales (como el amor y las virtudes humanas) y un destino común, entonces formaremos un hogar, no una casa de asistencia, donde somos alguien, no algo, donde importamos, somos aceptados, queridos, valorados, apreciados.
En un hogar nos esforzamos por vivir para los demás las virtudes humanas como la prudencia (Seremos previsores), la justicia (Les daremos el trato que les corresponde según su naturaleza y el lugar que ocupan en la familia), la fortaleza(Para resistir y acometer), la templanza( Para tener el autocontrol que se necesita en la convivencia diaria), la amabilidad, el orden, la humildad, la honestidad, la honradez, la perseverancia, el optimismo, la amistad, el espíritu de servicio, la paciencia, la tolerancia, el respeto, solidaridad, etc, etc.
En una familia somos aceptados, valorados, queridos por lo que somos. Nos ayudan a descubrir para qué somos buenos, las habilidades y destrezas que tenemos y también nos enseñan a aprender de nuestras equivocaciones. Así aprendemos a pedir y a dar perdón.
Aprendemos a ser solidarios y nos apoyaremos mutuamente para superar cualquier contratiempo que la vida nos depare. Podremos dar nuestro mejor ejemplo de cómo vive una persona y una familia de bien la FE, LA ESPERANZA Y EL AMOR que le dan sentido de eternidad a nuestras vidas.