A la gran mayoría de nosotros, nuestra madre nos ha dicho que después de comer por lo menos tenemos que esperarnos dos horas antes de meternos a la alberca, porque si no podrían darnos calambres. Pero ¿por qué tenemos que esperar tanto tiempo para nadar después de comer?
La respuesta es: por una leyenda. Nadie sabe a ciencia cierta de dónde salió la idea de que nadar después de comer podría causarnos un calambre o provocar la interrupción en la digestión; incluso estudios realizados por la National Center for Biotechnology Information señalan que deportes como correr pueden ocasionar el doble de molestias estomacales que practicar natación.
¿De dónde salió la leyenda?
Si existe alguna razón para no meternos a nadar no es precisamente haber comido antes, podríamos perder el sentido practicando este deporte sin necesidad de ingerir alimentos previamente. El devanecimiento o dolor que puede ocurrirnos durante la natación y que se conoce como “corte de digestión” es realmente una hidrocución.
La hidrocución es un shock termodiferencial causado por un cambio brusco en la temperatura corporal al tener contacto con el agua fría, el cual genera una inhibición en la respiración y en la circulación de la sangre. Algo que puede producirnos un paro cardiorespiratorio o simplemente un desmayo dentro del agua y el posible ahogamiento como consecuencia.
Esta afección como se puede ver, no tiene relación con el proceso de digestión, sin embargo se recomienda que para evitar este shock siempre hay que introducirse en el agua de manera paulatina.
Podríamos decir que el único motivo para que tomemos un tiempo antes de volver a entrar a la alberca, es porque tras pasar mucho tiempo expuestos al sol y que el agua se encuentra a menos de 27 grados, o que hayamos comido de manera considerable y debemos de entrenar vigorosamente; demasiado alimento nos causa malestar y disminuirán nuestra capacidad deportiva.
Así que ahora ya sabes por qué nuestras madres nos decían que después de comer esperáramos un tiempo antes de regresar al agua.
