REPORTE ESPECIAL

Monturas, un arte sinaloense

El sonido del cincel y la máquina de coser se combinan todos los días, mientras unos dan el acabado deseado, en otra área se hacen los cortes y el armado. Al final las sillas para montar a caballo lucen como una obra de arte, una obra que complementa la imagen de un charro hasta un trabajador de campo.

En «El Cabresto del Norte», un negocio establecido sobre la calle Miguel Hidalgo, a un costado del mercadito Buelna, por 32 años se han dedicado a la fabricación y comercialización de monturas. Cada pieza, a decir de Sergio González, está hecha a mano y de acuerdo a la petición del cliente.

Este trabajo de talabartería lo hace un equipo de cuatro personas. Desde temprana hora entran en acción en un taller que se ha además der ser testigo del arduo trabajo que realizan, se convierte en una segunda casa.

A mano cada uno de los cuatro hombres que laboran en el taller de «El Cabresto» se encargan de hacer los diseño, trazar y cortar las pieles a presión, pintar, cocer las más de 30 piezas que conforma cada montura y por último ensamblar y montar cada pieza en el fuste, el cual es la base de la silla. A lo largo de cuatro días se cumple con cada paso.

Con las demandas y exigencias de los clientes, en este establecimiento se han tenido que diversificar e incluir pieles exóticas como la de avestruz, cocodrilo y mantarraya, así como el pincelado o grabado de cada correa, de los guardapiernas y estribos. Asimismo, se han cambiado los estilos de las sillas para montar, sin dejar de lado el modelo que distingue a Sinaloa, el cual está pensado para el trabajo de campo.

En El Cabrestro del Norte se dicen listos para cumplir con el diseño que se busque de silla de montar; sólo basta con visitarlos y presentar su propuesta si así lo desea.


Con información de Cristina Medina

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