Los resultados escolares y las expectativas de padres y maestros
El desempeño escolar de los alumnos es multifactorial ya que dependerá de diversas circunstancias que en su conjunto harán que éstos respondan de manera particular ante cada situación. El contexto familiar, el tipo de estimulación y experiencias a la que tienen acceso, nivel socioeconómico, el contexto social, los estilos de aprendizaje, el tipo de interacción entre los maestros y alumnos, los estilos de enseñanza y las expectativas de logro, tanto de padres como de maestros.
Una expectativa es lo que se considera lo más probable que suceda. Una expectativa, que es una suposición centrada en el futuro, puede o no ser realista.
Respecto a la educación, los padres tienen diferentes expectativas de sus hijos, algunas relacionadas con su bienestar y otras vinculadas a la realización indirecta, es decir, que el hijo o hija logre lo que ellos no pudieron lograr.
Por su parte los maestros esperan que sus alumnos aprendan, respondan y se comporten de una manera particular que algunas veces no está cercana a la realidad que viven los chicos.
En ambas casos, es injusto para los alumnos porque no se parte de sus intereses, necesidades, estilos y motivaciones para aprender. Sin embargo, se procede sin hacer consciencia de ello y viene el choque de expectativas.
Basados en la experiencia entonces, se crea la expectativa de éxito o fracaso de los hijos o alumnos lo que puede llegar a cumplirse, a esto se le conoce como efecto Pigmalión, que es uno de los sucesos que describe cómo la creencia que tiene una persona puede influir en el rendimiento de otra persona. Este puede ser positivo o negativo.
Rosenthal y Jacobson afirman en su estudio que "Las expectativas y previsiones de los profesores sobre la forma en que de alguna manera se conducirían los alumnos, determinan precisamente las conductas que los profesores esperaban.
Si esto es así, entonces qué esperar de los muchachos en la escuela.
Primeramente, considero necesario que como padres y maestros conozcamos de manera amplia las fortalezas y las áreas de oportunidad de los chicos, esto nos dará un panorama más claro basado en hechos concretos y nos permitirá ubicar los estímulos necesarios para que de manera progresiva cada alumno vaya mejorando en sus resultados.
Al final de cuentas, creo que todos, de alguna u otros manera esperamos lo mejor de nuestros hijos y alumnos, pero esto se puede convertir en una carga muy dura de llevar para ellos si las exigencias son demasiadas o por otra parte, ser injustos al no ofrecer las experiencias formativas según su nivel.
La invitación es a buscar diversos medios para conocer los intereses, motivaciones y estilos de aprender de nuestros hijos y alumnos, teniendo siempre presente que… diversidad somos todos.