Lo que urge no es un cruce sino una cruzada
La dinámica de las ciudades está cambiando. Existe una tendencia en aumento por el uso de medios alternativos de transporte que sean menos contaminantes y que liberen las calles de la saturación provocada por el uso del automóvil, principalmente. Se dice que más de la mitad de quienes vivimos en las ciudades hacemos al menos un viaje al día, ya sea en transporte público o privado. El número de vehículos se ha multiplicado en las últimas décadas y tenemos a punto de colapsar las vialidades. Esta es una realidad que todos los días vivimos y padecemos, en la misma medida en que también la provocamos.
La pregunta es qué estamos haciendo al respecto. Mientras las grandes ciudades en el mundo están adaptándose a esta nueva realidad, construyendo infraestructura que privilegie al peatón, el uso de la bicicleta, el mejoramiento del trasporte colectivo, etc., nosotros tenemos dos semanas concentrando la discusión pública en los topes del Malecón. Es fácil entender la preocupación del gobierno municipal por proteger a los peatones, cuando todos los días vemos en la nota roja muertes por atropellamiento. Lo que no satisface a muchos es el cómo. Las dudas cobran mas fuerza cuando se anuncia la construcción de otros cruces peatonales sin que expliquen si estas medidas forman parte de un plan integral de movilidad o si son el resultado de algún estudio en la materia.
Personalmente siempre estaré a favor de todas las acciones que busquen proteger a los mas vulnerables, el peatón en este caso. Pero creo firmemente que más que un cruce se necesita una gran cruzada social. Más allá de las pequeñas o grandes obras que pueden hacerse, la única forma de tener una ciudad más humana, inclusiva y amable es con la creación de una autentica cultura de respeto y con cambiar la visión sobre como nos movemos en la ciudad.
Es urgente que generemos una conciencia colectiva entre quienes vivimos en la ciudad para respetar las leyes y reglamentos. Necesitamos respetar el derecho de todos a transitar por la ciudad haciendo cosas que por elementales resultan obvias, como evitar estacionarnos en doble fila, dar el paso al peatón, respetar a los ciclistas, respetar los límites de velocidad y en general el reglamento de tránsito, eso por si solo, seguramente disminuiría el gran número de muertes por accidentes viales que tenemos. Pero la autoridad también tiene trabajo, y mucho. Resulta una incongruencia que tengamos pasos peatonales en las principales vialidades, mientras tenemos banquetas intransitables.
En el contexto de los nuevos derechos que se han venido reconociendo en el mundo, está el Derecho a la Ciudad, que se configura como un derecho social que reivindica fundamentalmente que las ciudades son para la gente y no para los negocios privados ni para el uso exclusivo de particulares. De ahí la necesidad de recuperar nuestros espacios. Muchas de nuestras banquetas parecen zona minada. No podemos transitar sin tener que sortear puestos de comida, hoyos, baldosas sueltas o alcantarillas descubiertas que representan un serio riesgo de accidentes. Incluso hay sectores donde los negocios están apropiados de un carril completo de la vialidad. Por eso reitero que lo que realmente necesitamos es una cruzada donde todos estemos consientes de nuestra responsabilidad y asumamos compromisos junto con el gobierno. Estas nuevas formas de movilizarnos irán en crecimiento nos guste o no, en nosotros está adaptarnos y tomar las medidas necesarias para tener una ciudad mas amable y moderna.