Por: Alfredo Pallares
Se define como la colaboración mutua entre las personas, que las mantiene unidas en todo momento, sobretodo cuando se presentan experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.
El dramaturgo latino Publio Terencio Africano (194 a. C. – 159 a. C.). autor de comedias. En su obra El enemigo de sí mismo.
«Soy un hombre; nada de lo humano me es ajeno.»
Alejandro Dumas en los tres mosqueteros: Todos para uno y uno para todos.
Por la solidaridad descubrimos y atendemos oportunamente las necesidades de los demás.
Hoy una vez más la naturaleza nos da la oportunidad de practicar la solidaridad con nuestros compatriotas, lo mismo en la CDMX que en Puebla, Cuernavaca, Oaxaca, Chiapas.
Los modos, ya los sabemos, desde alimentos, medicinas, ropa etc.
Pero no es una virtud que debemos practicar solo en momentos como los actuales, sino SIEMPRE, empezando por nuestra familia y siguiendo por el entorno donde nos desenvolvemos. Para donde nos fijemos hay necesidades que tender. Veamos por ejemplo las labores de las Juntas de Asistencia Privada de Sinaloa y colaboremos con alguna de ellas de manera sistemática.
Si no nos gusta alguna de ellas…generemos entonces otra que atienda alguna de las muchas necesidades que hay en nuestra sociedad.
La solidaridad no puede ser una moda, ni solo una actividad para lucir en la sección de sociales de los periódicos.
El progreso de una nación depende en buena medida de la práctica de esta virtud.
