La fuerza del perdón
Los humanos somos sociales por naturaleza y necesitamos de los demás para existir y tener una vida plena.
Pero aun teniendo la misma naturaleza y dignidad, todos somos diferentes, únicos e irrepetibles. Con habilidades y modos de ser distintos, lo que nos permite ser complementarios.
El gran reto es saber armonizar nuestras diferencias. Como somos seres humanos tenemos virtudes que cuando las ponemos en práctica nos permite mejorarnos y hacer felices a los demás. Pero cuando nos equivocamos y salen a relucir los errores y defectos de nuestro carácter, hacemos sufrir y pasar malos ratos a los que conviven con nosotros.
QUÉ IMPORTANTE ES QUE APRENDAMOS A PEDIR Y A DAR PERDÓN.
Para poder llevar una vida equilibrada y sana. Perdonarnos y perdonar al otro tienen el mismo origen.
PEDIR PERDÓN
- Necesitamos de la humildad para reconocer que cometimos tal o cual falta o error con mi cónyuge, con algún miembro de mi familia. Y Una vez que lo reconozco me acerco a la persona que ofendí o lastimé, directamente le pido perdón, reparo mi falta y hago el compromiso de luchar por no volver a cometer esa falta. ASÍ NO ESTARÉ CARGANDO CON ESTE REMORDIMIENTO.
- Si es en mi vida profesional reconozco ante mi jefe, compañeros o clientes mi falta, hago lo necesario para reparar las consecuencias de mi equivocación y ofrezco mi compromiso sincero por esforzarme por no repetir esa falta. ASÍ ESTARÉ APRENDIENDO DE MIS ERRORES.
- Con las personas o amigos en la vida social es necesario recorrer el mismo camino: Reconocer la falta, enmendarla, pedir perdón y ofrecer una lucha sincera por no volverla a cometer. ASÍ DESCARGO MI
DAR PERDÓN:
La palabra viene del latín PER-DONARE: DAR ABSOLUTAMENTE.
Esta actitud nace del amor y de la comprensión de que yo también me he equivocado y he necesitado del perdón de los demás “PERDONA NUESTRAS OFENSAS, COMO NOSOTROS TAMBIÉN PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN”.
Pensemos también en la reflexión que nos dice: “CON LA MISMA VARA QUE MIDES…SERÁS MEDIDO”.
Necesitamos experimentar el amor humano para comprender el amor de Dios. El vínculo humano es el puente de carne, el perdón de los hombres.
Es el amor humano el que nos lleva a tocar el amor de Dios. El amor que nos perdona cuando hemos hecho daño y ofendido.
El perdón es nuestra salvación. Nos perdonan y nos hacen capaces para el perdón. La misericordia que recibimos nos lleva a perdonar las ofensas que nos han hecho.
Hay dolores muy profundos que no dejan de doler. A menudo podemos sentirnos incapaces de perdonar al que nos ha hecho daño. Guardamos un rencor en lo más profundo de nuestro ser.
Busco un remedio que me sane por dentro para poder perdonar. Porque perdonando nos sentimos libres. Y entonces volvemos a comenzar nuestra vida desde el perdón dado.
¿Cómo lo logramos cuando duelen tanto las heridas? No es tan sencillo. Las palabras no bastan. El deseo no es suficiente.
Podemos escribir un anhelo. Pero luego el perdón profundo que damos no siempre es sincero. Necesitamos que lo haga Dios en nosotros. Mi sola voluntad no basta.
Queremos, eso sí, querer perdonar. Pero somos nosotros los que nos encadenamos al rencor, al resentimiento y al odio.
No carguemos con odios, ni rencores que lo único que hacen es amargarnos la vida. La experiencia en la vida humana es que el resentimiento no produce la paz y felicidad que necesitamos, todo lo contrario, genera tristeza y sufrimiento.