Gran Bretaña y la UE, en total desacuerdo sobre el Brexit
PARÍS, Francia. (OEM-Informex).- La primera ministra, Theresa May, activó una bomba de tiempo en la Unión Europea (UE), al exigir dos objetivos contradictorios en las negociaciones sobre el Brexit (salida de Gran Bretaña de la UE): restringir el ingreso de ciudadanos europeos al Reino Unido y, al mismo tiempo, mantener abierto el acceso de productos y servicios financieros británicos.
“Queremos el mejor acuerdo posible”, dijo May ayer al término de su primera participación en una cumbre de la UE.
Los otros 27 líderes de la UE respondieron con un silencio elocuente a la breve intervención de la primera ministra ante el Consejo Europeo para explicar sus intenciones sobre las negociaciones del Brexit, que deben comenzar antes de fines de marzo de 2017. May definió la posición de su país en un discurso de apenas cinco minutos, pronunciado a la una de la madrugada de ayer, al término de la cena protocolar.
A pesar de sus divergencias en otros temas, los miembros de la UE coinciden por lo menos en que Gran Bretaña no puede tener acceso al mercado común si no acepta las llamadas “cuatro libertades” (de circulación de capitales, de servicios, de mercancías y de trabajadores).
May confirmó que activará la cláusula de ruptura, el famoso Artículo 50 del Tratado de Lisboa, antes del fin de marzo de 2017.
En un claro gesto de desdén por la actitud británica, ninguno de sus colegas tomó la palabra para responderle. El presidente del Consejo, Donald Tusk, había reiterado poco antes de la cena que no habrá negociaciones hasta que Bruselas reciba la notificación oficial de Londres invocando. Y reafirmó que Gran Bretaña no podrá acceder al mercado interior a menos que acepte la libre circulación de trabajadores.
Pese a todo, la primera ministra británica no se dio por vencida. En la rueda de prensa después de la cumbre, reiteró que el “Reino Unido continuará jugando un papel pleno y activo dentro de la UE hasta que nos vayamos”. May aseguró que su país seguirá teniendo un papel abierto y constructivo mientras siga siendo miembro de la UE. Dejó en claro, en particular, que tendrá una participación muy activa cuando estén en juego cuestiones que interesen específicamente a Gran Bretaña.
Esa posición causó una fuerte reacción entre los otros 27 miembros de la UE.
“Una vez que nos vayamos, el Reino Unido será un país independiente y soberano, libre de tomar decisiones en cuestiones como controlar la inmigración”, afirmó la primera ministra británica. Al mismo tiempo, reclamó “el mejor acuerdo posible para comerciar bienes y servicios y operar en el mercado interior europeo”.
Las dos posiciones son contradictorias a juicio de Bruselas y de la mayor parte de los integrantes de la UE.
El presidente francés, Francois Hollande, respondió que la UE no piensa renunciar a sus valores centrales solo para mantener a Gran Bretaña cerca como un posible aliado en el futuro. “Yo he sido muy firme: ¿La señora Theresa May quiere un Brexit difícil? Las negociaciones serán difíciles”, expresó Hollande.
La canciller alemana, Angela Merkel, apoyó esa posición.
May advirtió que el Reino Unido no quiere repetir modelos existentes de relaciones con la UE -como el de Suiza o Canadá-, sino que pretende lograr “un traje a medida” que se ajuste a sus necesidades.
Al término de la cumbre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, mantuvo ayer a mediodía un almuerzo de trabajo con Theresa May para reducir las distancias y tratar de lograr bases mínimas para comenzar la negociación en buenos términos.
Esa esperanza se frustró ayer mismo al filtrarse la falsa información de que el francés Michel Barnier, que dirigirá la delegación de la UE en las negociaciones sobre el Brexit, pretendía imponer el francés, en lugar del inglés, como lengua de trabajo en las conversaciones.
La prensa británica se apresuró a interpretar esa información como una provocación.
Barnier aclaró en un twetter que jamás se había pronunciado sobre el idioma de la negociación. “Yo puedo trabajar tanto en inglés como en francés. El régimen de trabajo se fijará al principio [de las conversaciones] y debe ser acordado entre los negociadores”, indicó.
La canciller Merkel intervino para recordar diplomáticamente que ambas son lenguas de trabajo en la UE y que todo diplomático puede expresarse en el idioma que prefiera, incluyendo su lengua natal, “como yo lo estoy haciendo en este momento”, dijo.
Diplomáticos de Bruselas comentaron off the record que ese tema fue un pretexto creado artificialmente para “ensuciar el partido”.
“En los próximos meses, a medida que se acerque la fecha de comienzo de las negociaciones, aparecerán otras provocaciones similares”, pronosticaron.
Con información de www.elsoldemexico.com.mx