OPINIÓN

El festejo del tío Lolo

La primera pregunta que debemos hacernos es qué festejó el Presidente, Andrés Manuel López Obrador, el día de ayer?

A 7 meses del inicio del “cambio de régimen” nos preguntamos:

Ya eliminó la corrupción: no.

Ya bajaron los homicidios: no.

Ya hay menos pobres en el País: no.

Ya sacó al ejército de las calles: no.

Ya tenemos medicamentos en el seguro social: no.

Hago referencia a estos cinco temas porque fueron clave en su larguísima campaña presidencial que, a juzgar por el mitin del día de ayer, aún no termina.

En el combate a la corrupción no ha pasado de acusaciones para descalificar a quienes no coinciden con él. Las pruebas ausentes. Ha entregado la mayoría de los contratos por adjudicación directa, en algunos casos a empresas que han estado involucradas precisamente en casos de corrupción. Pero basta con que él diga que “siente” y “cree” que son honestos para pasar por alto, incluso, todos los ordenamientos legales en la materia. 76% de los contratos se han otorgado por adjudicación directa, 17% por licitación y 6.5 por invitación restringida.

La seguridad siempre ha sido para todos los gobiernos el flanco más débil y, en este caso, no es la excepción. Estos primeros meses del “nuevo régimen” han resultado más violentos y con más muertos que los anteriores en el mismo periodo, con la diferencia de que ahora se ha dejado de perseguir a los cárteles de la droga por mandato presidencial.

En relación a la pobreza es claro el doble discurso del Presidente. “Primero los pobres” ha dicho y, en efecto los ha puesto en el centro de las políticas públicas, pero no desde una visión integral que posibilite la reducción de la pobreza, sino desde una visión populista, entregándoles dinero a través de 11 programas sociales que, por cierto, funcionan sin reglas de operación. Según un diagnóstico presentado hace unos días por María Amparo Casar de Mexicanos Contra la Corrupción “No hay fundamentación para entregar sin reglas de operación el 33% de los recursos entregados a subsidios. Y, no cabe más que concluir que la elaboración de un “censo” propio, la entrega directa del dinero encabezada y publicitada por el Presidente y la ausencia de reglas para hacerlo apuntan a la creación de clientelas político-electorales”.

Uno de sus temas favoritos para denostar a los presidentes anteriores fue el uso del ejército en temas de seguridad pública. Sin embargo, él ha multiplicado su uso disfrazándolo de la nueva Guardia Nacional. Recordemos los grandes debates que se dieron sobre todo en el Senado de la República para lograr consensuar entre todas las fuerzas políticas que este nuevo cuerpo de seguridad fuese de naturaleza civil, pero, tan no lo es, que su titular es un militar en activo y el evento de inauguración de la Guardia Nacional que fue hace apenas dos días, se llevó a cabo en el Campo Marte, la casa del ejército precisamente.

En cuanto a la prestación de servicios de salud lamentablemente sigue siendo un tema de todos los días. No se ha logrado resolver el desabasto de medicamentos que prevalece en las instituciones públicas y lo que es más grave, desaparecieron o disminuyeron dramáticamente recursos destinados a la atención de enfermedades tan graves como el cáncer o el VIH/SIDA, solo por mencionar algunas. Ahí está para mejor referencia la carta de renuncia de Germán Martínez donde expone cómo los continuos recortes presupuestales representan una condena de muerte para los afiliados al seguro social.

Volviendo a la pregunta inicial: qué festejó el día de ayer el Presidente? Solo puedo decir que festejó su triunfo electoral, en un evento más de su inacabable campaña política.

 

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