OPINIÓN

El bicentenario de nuestra bandera nacional

El próximo día 24 de febrero estaremos celebrando el bicentenario de la creación de nuestra  bandera.

CULIACÁN.- La bandera es el símbolo de la nacionalidad y representación genuina de la patria, de nuestra Historia.

Representa la vida y los ideales de millones de mexicanos que nos antecedieron y que entregaron lo mejor de sus vidas para que hoy, tú y yo tengamos mejores oportunidades.

Por eso la bandera es un símbolo que  nos da a los mexicanos un sentido de identidad y pertenencia que nos une como nación, independientemente del enorme mosaico cultural, étnico o modos de pensar  de la sociedad mexicana.

La Bandera de México nace el  24 de Febrero de 1821. Ese día Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero  firman el Plan de Iguala, con el que se logrará la independencia de México 7 meses después.

En 1934, mediante un decreto, del presidente Lázaro Cárdenas, se conmemora el Día de la Bandera, y desde entonces se celebra cada día 24 de febrero.

La bandera es un símbolo, que nos compromete como mexicanos.  Es un motivo de reflexión para recordarnos especialmente en situaciones difíciles, nuestros compromisos y exigirnos su cumplimiento.

En este símbolo se concentran los más elevados ideales de nuestra patria, los anhelos de paz, justicia, concordia y  felicidad de nuestros antepasados.

Recordemos a millones de personas de las generaciones que nos precedieron que dejaron lo mejor de sí mismos para que nosotros tuviéramos un mejor país.

Pero así como nuestros padres, abuelos y antepasados en general dejaron o están dejando sus vidas y sus esfuerzos, nosotros, todos y cada uno de nosotros, niños, jóvenes y adultos  tenemos que participar en la tarea de continuarconstruyendo un mejor País. Cada quien según su edad y condición, pero todos. Este es nuestro compromiso actual.

Porque si no mantenemos el esfuerzo anterior, rompemos la continuidad necesaria  y así no puede haber Patria, ya que romper los nexos entre las generaciones es aislar el pasado con el presente y este con el futuro.

La pobreza o riqueza de una nación, su felicidad o su desdicha, la solución o empeoramiento de sus problemas, depende del cumplimiento fiel y oportuno de las responsabilidades  de cada uno de nosotros, de cada mexicano. 

La historia nos demuestra que el valor de una nación no reside en la mayor o menor amplitud de su territorio, ni en sus muchos o pocos recursos naturales, elementos que facilitan o dificultan su progreso, pero que no lo crean.

El verdadero valor de una nación reside en su conciencia de nacionalidad que se deriva de la riqueza espiritual de sus pobladores. Tener conciencia de nacionalidad es darse cuenta que solo se actúa como miembro de una nación quien hace algo por ella, humilde o brillante, pero con absoluta entrega. Y por eso se compromete y actúa. 

De nosotros depende el avance más o menos rápido  o incluso el retroceso de nuestra patria. Ningún pueblo en la Historia comenzó siendo rico, ni sus tierras producían solas por fértiles que fueran, ni sus fábricas y carreteras fueron obra del azar. Fue el trabajo conjunto, el ahorro acumulado  de ese esfuerzo, el espíritu solidario, el anhelo común de lograr una vida mejor  lo que ha hecho grandes a los pueblos.

Atender las dificultades y resolver los problemas que hoy nos aquejan son el   compromiso que tenemos con nuestra patria simbolizada en la bandera.  Exigen de nosotros la vida entera, no  algunos ratos en que “sintamos ganas” de cumplir con nuestro deber.

El esfuerzo acumulado, los sacrificios constantes y la vida misma  de millones de compatriotas que nos precedieron, RECLAMAN, EXIGEN DE NOSOTROS, de cada uno, la continuidad en la labor de construir un  México mejor.

 

Piensa tu qué estas haciendo para construir día a día un mejor país.

 

Alfredo Pallares

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