‘El autismo es paciencia y amor incondicional’
CULIACÁN.– El diagnostico llegó a los tres años. José Manuel apenas empezaba a pronunciar sus primeras palabras, cuando el autismo se hizo presente, dándole un giro de 360 grados a los planes y las expectativas que sus padres tenían.
Flor de Liz Pacheco, madre de Josema, como lo llaman de cariño, externó que el proceso que han vivido durante 14 años no ha sido sencillo; cada día, con los cambios que vive su hijo, es una lucha en la que las principales armas son el amor y la paciencia.
“Es una lucha constante, día a día, porque un día se levantó con algo, pero mañana no sabemos con qué se levanta, un día tiene ganas de estar brincando y al otro tiene ganas de subirse a las cosas y brincarnos encima”.
Flor, recordó que antes de saber qué pasaba con su hijo, ella y su esposo Víctor, tuvieron que recurrir a varios doctores y realizar diversos estudios. Fue en una cuarta visita al neurólogo, y después de ir con psicóloga que supieron de la condición de su pequeño. A partir de ahí vivieron un duelo, para luego hacer los cambios que ayudarían a Josema, así como enfrentar la realidad que estaba ante sus ojos.
“Era el momento de llorar, de reprochar, de decir todo lo que tu tenías que decir y de sacar todo lo que traías dentro. Cuando nosotros terminamos con eso, empezamos a buscar qué vamos a hacer con él, porque no te puedes quedar ahí con ese dolor y dejar a tu hijo nada más”.
A lo largo de su vida Josema ha dado pasos gigantes. Ha sido gracias al apoyo de sus padres y familia que ha logrado aprender a comunicarse interactuar. Sin embargo, hoy se enfrenta a la falta de oportunidades en cuanto a terapias y educación, ya que hasta el momento no han encontrado ningún centro en que el que reciban a adolescentes con autismo. La mayoría se enfoca en los más pequeños.
“A los seis años él me dijo mamá, y para mí eso fue algo enorme, pues no te imaginas que él te relacione como su mamá. A como ha pasado el tiempo cada logro de él se les hace una cosa chiquita, pero para nosotros es un logro súper grande”.
José Manuel es el segundo de cuatro hijos, y pese a su condición, él se ha convertido en el centro de cada uno de ellos. Desde el mayor hasta el más pequeño están al pendiente de lo que necesita y de demostrarle que lo aman y que están con él incondicionalmente.
“Cada día nos enseña, realmente, el amor incondicional que ahí está. El momento en el que él te dice te quiero, te amo, porque él lo dice, te quiero de aquí a la luna o de aquí al sol. Es ahí cuando te das cuenta de lo que tú has hecho con él, lo que has vivido y te llena el corazón y te llena todo cuando él voltea y te dice te amo”.