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Desarrollan plan para crear ‘biocomputadoras’ que funcionan con células cerebrales humanas

Esta tecnología podría superar a las actuales supercomputadoras y menor cantidad de energía

Un equipo internacional de científicos, dirigido por la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Estados Unidos), ha dado la propuesta de generar un ordenador biológico impulsado por millones de células cerebrales humanas que, según dicen, podría superar a las actuales supercomputadoras y consumir menos energía.

Los expertos publicaron en la revista Frontiers in Science una hoja de ruta detallada de lo que llaman «inteligencia organoide». En los últimos años los investigadores han trabajado con pequeños organoides cerebrales, que son tejidos cultivados en laboratorio con neuronas y potencial de mantener funciones básicas como aprendizaje y capacidad para recordar, indica RT.

«La computación y la inteligencia artificial han estado impulsando la revolución tecnológica, pero están por tocar techo», dijo Thomas Hartung, autor principal del estudio. «La biocomputación es un enorme esfuerzo para reducir el poder de cómputo y aumentar su eficiencia para superar nuestros límites tecnológicos actuales», añadió.


«El cerebro humano aún no tiene comparación»
De este modo, se desarrollaron y ensamblaron células cerebrales en organoides funcionales. Cada organoide contiene unas 50 mil células, aproximadamente del tamaño del sistema nervioso de una mosca de la fruta. Las computadoras que se ejecutan en este ‘hardware biológico’ podrían iniciar en la próxima década a aliviar las demandas de consumo de energía de la supercomputación que se están volviendo cada día más insostenibles.

Aunque las computadoras procesan cálculos que involucran números y datos más rápido que los humanos, los cerebros son mucho más inteligentes para poder tomar decisiones lógicas complejas. «El cerebro aún no tiene comparación con las computadoras modernas», comentó Hartung, agregando que «esto abre la investigación sobre cómo funciona el cerebro humano», porque «puedes comenzar a manipular el sistema, haciendo cosas que éticamente no puedes hacer con cerebros humanos».

Podrían pasar decenas de años antes de que la inteligencia organoide pueda impulsar un sistema tan inteligente como el de un ratón. Pero al incrementar la producción de organoides cerebrales y entrenarlos con inteligencia artificial, prevén un futuro en el que las biocomputadoras cuenten con velocidades de computación, potencia de procesamiento, eficiencia de datos y capacidades de almacenamiento mucho mayores, agregan los expertos.

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