Por fin reinó la tranquilidad en Honduras tras decretarse una noche anterior un toque de queda para tranquilizar la ola de violencia que desató el retraso de los resultados de las elecciones presidenciales.
La nación centroamericana celebró el domingo pasado una votación para decidir quién la gobernará durante los próximos cuatro años, pero el ente que se encarga de contabilizar los votos, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), aún no ha anunciado el electo.
Los movimientos comenzaron con una protesta pacífica y se convirtieron en desmanes que han dejado al menos un muerto, cifra que algunos medios aseguran es de cinco.
La violencia generada provocó que el Poder Ejecutivo decretara el viernes un toque de queda de 10 días, en los que la población no podrá salir a la calle entre las 18:00 y las 6:00 horas.
Las Fuerzas Armadas y la policía nacional podrán detener a cualquiera que encuentren fuera del horario de circulación establecido o que sea sospechoso de haber causado daño a otras personas o bienes.
Los opositores acusan al TSE de querer manipular los resultados para dar la victoria al actual presidente, Juan Orlando Hernández, que se presenta a una polémica reelección.
Con información de BBC
