La ganadería en Sinaloa, es reconocida como una de las principales herramientas que impulsa la economía del estado.
Al ser comercializados para el consumo, los estándares de calidad de los bovinos son altos. El criarlos no es tarea fácil, el cuidado que deben tener es minucioso, ya que al enfermarse una sola cabeza, es posible que contamine al resto.
Una tarde las estudiantes de preparatoria, Fernanda Mascareño y Ana Laura Zabala, escucharon como un veterinario se quejaba de lo difícil que era curar a una vaca que se enferma de Reticulitis Traumática, ante esto, nació la idea de crear un proyecto que les sirviera para su clase de mecánica y a la vez contribuyera con la ganadería.
“El ganado cuando ingiere alimentos no diferencia los metales, entonces estos se adhieren a su estómago, retículo por una mucosa que este contiene, hace que se infecten estas partes del cuerpo y salen ulceras, rompen las paredes del tejido y son visibles. Nuestra maquina quiere evitar y reducir esa enfermedad ya que cuando ese animal se enferma, es caro curarlo y es pérdida total, no se puede recuperar de ninguna manera.”
El desarrollo no fue fácil, al inicio pretendían crear un artefacto que separara la basura, sin embargo, no se sentían conformes con ello y decidieron seguir intentando.
“Iniciamos con la idea de separar residuos de metal con la basura, pero como es un tema muy extenso, después lo hicimos con papel, pero no nos llenaba, nosotras por eso lo hicimos, conforme pasamos etapas nos fuimos interesando más por el proyecto, no como por ganar si no porque si lo llegaran a utilizar en la ganadería realmente funcione.”
Al darse cuenta que el proyecto podía convertirse en una realidad, comenzaron a indagar más en la ganadería y descubrieron que está enfermedad es más común de lo que pensaban ya que el ganado no distingue el alimento de otros objetos.
Las dos jóvenes decidieron brindarle más atención dejando a un lado la calificación que recibirían por ello.
“Es una máquina que por medio de imanes hace posible separar los metales del alimento que consume el ganado, su estructura es en forma de zigzag ya que en la primera placa en esta se adhieren los metales, existe una segunda placa que este proceso sea más seguro, en las placas vienen imanes cerámicos que son los que usualmente conocemos, viene una lámina de acero negro para que el metal se adhiera, cuando echamos el alimento ya salga completamente limpio.”
El primer prototipo funcionaba de forma manual, cada vez que debían alimentar a una vaca, debían colocar el producto y la maquina arrojaría solamente lo que el animal debía consumir, después proseguían a desarmar el artefacto para retirar los objetos de metal.
Al darse cuenta que no era muy funcional ese método, lo fueron puliendo y han obtenido otro prototipo con mayor practicidad.
“Tenemos un prototipo más avanzado, es menos estándar porque funciona con electricidad, al detectar el alimento solo se prende y agarra los imanes y por otro costado sale el alimento, a varios ganaderos si les llama la atención porque cada cabeza cuesta alrededor de 22 mil y 25 mil pesos de un buen tamaño, en una empresa que se dedica a eso pues si sería una perdida. Hemos platicado con algunos y si le ha interesado.”
Las estudiantes, están en la espera de su la patente, después, estará disponible para su venta. Este novedoso proyecto escolar les brindará la oportunidad a ganaderos de disminuir el riesgo de que su ganado padezca Riticulitis Traumática la cual, al suceder hace que no sea factible adquirir un animal que no puede procesarse para su consumo.
Con información de Heidi Fonseca
