OPINIÓN

Chairos vs. fifís

Desde la campaña electoral en 2018 a la fecha se ha incrementado la polarización entre la ciudadanía en todo el país en dos grandes bandos: los chairos y los fifís. Ambos son calificativos despectivos que enfrentan a los mexicanos entre nosotros mismos. Por un lado la población menos educada, con menos recursos, “los de abajo” es más común que se les relacione con los chairos; mientras que en la otra esquina se encuentra la gente con mayores oportunidades educativas y económicas, “los de arriba” a quienes se les identifica comúnmente como los fifís.

Este enfrentamiento se observa en las redes sociales todos los días entre ciudadanos de a pie; no se trata de una arenga de campaña, ni de un calificativo entre políticos, como “neoliberales, prianistas, salinistas, comunistas, fachos” y muchos otros; se trata de enfrentamientos verbales y violentos entre la misma sociedad a lo largo y ancho de todo el territorio mexicano.

Entiendo el hartazgo de quienes por décadas han sufrido el abuso de una clase política cobarde, mediocre, con representantes corruptos y perversos, que se ganaron a pulso el repudio de la gente de bien, que es la inmensa mayoría de los mexicanos. Sin embargo, los responsables de esos abusos e ineptitudes eran políticos no ciudadanos, y eso me lleva a la reflexión que hoy quiero invitarte a compartir; y para ello quiero citar el ejemplo del estadista más grande de la historia moderna en el mundo. 

Nelson Mandela estuvo preso 28 años en Sudáfrica por sus ideas de libertad y democracia en el régimen dictatorial del apartheid, le asesinaron a su primogénito, le costó su divorcio y lo torturaron por años; al salir libre en 1994 gana democráticamente las elecciones para presidente, y el 24 de junio de 1995 asiste a la final del mundial de rugby vestido de verde con el uniforme de su selección nacional como anfitrión. Cabe mencionar que este deporte era considerado “superfifí”, un deporte de blancos, de ingleses, de ricos, del anterior régimen del apartheid, y no representaba a los aborígenes sudafricanos, “negros, pobres y mal educados”, es decir, a los “chairos”.

La grandeza de Madiba (como le llamaba su tribu originaria a Mandela) es de una envergadura gigantesca, porque su enorme gesto de humildad de vestirse de “fifí” con ese uniforme, y lo que representaba era y sigue siendo un mensaje de concordia, de paz, de reconciliación y unidad nacional, pero sobre todo de la fuerza de un gran jefe de Estado que, teniendo todo para llamar al linchamiento, decide optar por el camino de la unidad, la verdad y la paz, porque este era el único camino para lograr una Sudáfrica unida. Por cierto, Sudáfrica sale victoriosa, coronándose campeones del mundo 15 a 12 vs. Nueva Zelanda.

Muchos “chairos”, con razones justificadas, se lo reclamaron, sin embargo, a la postre, hoy por hoy ambos lados se lo reconocen. En 1999 Mandela tenía la fuerza para reelegirse, pero se retiró de la Presidencia como el gran campeón, y su mayor logro fue unir a su país, blancos y negros; pobres y ricos; “chairos y fifís” unidos en una sola patria.

Hoy en México enfrentamos adversidades violentas, como la amenaza de un presidente belicoso en EUA, que amedrenta a los mexicanos y a nuestro Gobierno blofeando con imponernos aranceles comerciales, lo cual tendría implicaciones negativas para México y para los propios estadounidenses; y lo menos que necesitamos como país son enfrentamientos internos entre ciudadanos. Te invito a que le dejemos a los políticos esos enfrentamientos, y que los ciudadanos busquemos la unión y la paz en nuestra sociedad. Porque en México, por encima del más grande y poderoso de los políticos, siempre estará el más pequeño y humilde de los ciudadanos; recordemos siempre que en México todos valemos lo mismo, pero unidos valemos más.

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