Un estudio realizado en ratones por el O’Donnell Brain Institute y UC Irvine, ha demostrado que comer a deshoras podría tener efectos negativos en la piel, haciéndola más vulnerable frente a la exposición solar, lo que provocaría quemaduras e incluso cáncer en la piel.
A pesar de que se necesitan más estudios, esta investigación publicada en Cell Reports, podría evidenciar que las personas que cenar muy tarde serían vulnerables a estos efectos, pues con este hábito interrumpen el reloj biológico de la piel, haciendo que se modifique el ciclo diario de la enzima encargada de reparar los rayos ultravioleta.
