El FBI investiga sin resultados la responsabilidad del misterioso ataque a diplomáticos de EUA en La Habana, Cuba. La cifra de víctimas mortales subió esta semana a 24.
También cinco diplomáticos canadienses destinados en La Habana han sido víctima de lo que primero se ha descrito como un posible «ataque sónico» y que ahora el Departamento de Estado define con un vago «ataque a la salud».
Entre noviembre de 2016 y primavera de 2017 se detectaron entre los afectados síntomas variados como mareos, confusión mental, sordera y lagunas de vocabulario básico. Algunos han sufrido daños auditivos permanentes o afectaciones en el sistema nervioso.
El Departamento de Estado ha advertido a los estadounidenses que no viajen a Cuba debido a supuestos ataques sufridos a los diplomáticos.
Los enigmáticos ataques se produjeron en las casas de los diplomáticos, y al menos en un caso revelado por la agencia de prensa AP en el emblemático hotel Capri, donde un funcionario de EUA pudo escuchar en su cuarto un sonido agudo y focalizado que desaparecía en cuanto se movía a otro lado de la habitación, como si tuviera la precisión de un láser.
Otros oficiales afectados dijeron haber escuchado otro tipo de ruidos o no haber escuchado ninguno, por lo que la principal hipótesis que se maneja es que algún dispositivo sónico habría provocado los ataques.
El gobierno de Estados Unidos no ha encontrado quién está detrás de los ataques aunque insiste que Cuba tiene la responsabilidad de proteger a los diplomáticos. El gobierno cubano niega toda responsabilidad en los ataques.
Agentes del FBI se han desplazado a La Habana a realizar pesquisas con el permiso y la colaboración del Gobierno cubano.
