¿Terminó la guerra de precios petroleros o es un espejismo?
PARIS, Francia. (OEM-Informex).- ¿La guerra de precios del petróleo ha terminado? Esa es la pregunta crucial que se plantean los productores, las grandes empresas y los países, que dependen de esos ingresos para reactivar sus economías estancadas desde 2014.
La ilusión de una rápida recuperación surgió después de la decisión adoptada el sábado por los productores independientes -encabezados por Rusia y México-, que decidieron reducir sus niveles de extracción en 558.000 barriles diarios para apoyar el recorte de 1,2 millones de (mb/d) adoptado el 30 de noviembre por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
La estrategia conjunta adoptada por los 13 miembros de la OPEP y los 11 No-OPEP, que representan 60 por ciento de la producción mundial, significará una disminución de aprovisionamiento de 1,758 m/bd a partir del 1° de enero. Además del impacto que puede tener ese acuerdo sobre el mercado, Arabia Saudita dio un paso suplementario al sugerir que podría agregar otros 500,000 b/d a los 486.000 b/d que prometió retirar en noviembre.
Los primeros resultados de esa política de cooperación sin precedentes desde 2001 se advirtieron ayer en los mercados, que abrieron la sesión con un salto vertiginoso de 6 por ciento, aunque luego moderaron su entusiasmo. Finalmente, el Brent del Mar del Norte cerró la jornada con un avance de 2,17 por ciento en el Intercontinental Exchange (ICE) de Londres a 55,51 dólares por barril. A su vez, en el New York Mercantile Exchange (Nymex) el WTI -calidad de referencia en Estados Unidos- cerró con un incremento de 1,83 por ciento a US$ 52,44 por barril.
Esa panorama hizo pensar a los especialistas que el barril está en el buen camino para llegar rápidamente a los 60 dólares por barril. Volver a ese nivel significaría un progreso considerable porque duplicaría el precio de 30 dólares alcanzado en febrero pasado en el momento más dramático del enfrentamiento entre la OPEP y los productores de shale oil de Estados Unidos.
La estrategia de reducción de producción parece estar dando resultados concretos. El precio del barril ganó 15 por ciento desde el acuerdo de Viena del 30 de noviembre.
El presidente del gigante francés Total, Patrick Pouyanné, fue aun más lejos al estimar que las majors son partidarias de un precio “entre 60 y 70 dólares”. Pouyanné reconoce que “el mercado permanecerá volátil” aún durante un tiempo, lo que -por el momento- impide tener una clara visibilidad a largo plazo.
El factor más significativo, de todos modos, es que -a su juicio- la “OPEP is back” (la OPEP está de regreso) y que, a partir de ahora, volverá a tener una influencia determinante en el mercado.
Algunos analistas, sin embargo, son mucho más prudentes. Incluso piensan que, en definitiva, esas expectativas pueden ser solo un espejismo.
La primera razón de esas dudas proviene de la historia. Sobre las 17 reducciones de producción adoptadas por la OPEP desde 1987, el cartel solo respetó los objetivos fijados en 60 por ciento, según un estudio del banco Goldman Sachs. “Tenemos tendencia a cometer fraudes” con las cuotas de producción, reconoció recientemente el ex ministro de Arabia Saudita, Alí Al Naimi, al evocar el comportamiento de algunos miembros.
La segunda incógnita es la reacción de los productores de shale oil de Estados Unidos. El aumento de precios permitió reabrir yacimientos que no eran rentables con un precio a menos de 50 dólares y reactivó las inversiones, que estaban paralizadas desde 2015. Solo en la última semana se realizaron 21 nuevas perforaciones. De esa manera, el total acumulado desde que comenzó la recuperación de precios llegó a 498 pozos. Esa cifra representa “182 más que durante el pico más bajo alcanzado en mayo último”, indicó el banco holandés ING.
El aumento de producción es un arma de doble filo para los productores de shale oil porque puede incrementar los excedentes del mercado y provocar mecánicamente un nuevo derrumbe de precios.
Por esa razón, tal vez, Arabia Saudita estima que los productores de Estados Unidos “no aprovecharán este cambio de tendencia para aumentar de manera significativa su producción en 2017”, según un estudio de la empresa prestataria de servicios Aurel BGC.
Esa conjetura fue impugnada por los expertos del banco Goldman Sachs. Esos productores estarán en condiciones de colocar 800 mil barriles en el mercado en 2017, lo que haría caer el precio a 55 dólares.
El banco alemán Commerzbank, por su parte, plantea dudas sobre el verdadero alcance de la reducción de 300,000 b/d comunicada por Rusia. Esa promesa contrasta con los proyectos de aumentar la producción, anunciados recientemente por las empresas rusas, cuya estrategia está controlada por el Kremlin.
Por lo demás, la propuesta rusa de recortar su producción sobreviene después que el país alcanzó un record de bombeo con un promedio de 11.2 mb/d en noviembre-diciembre. Una disminución de 300,000 b/d sobre esa cifra no significará un gesto político, sino una medida de carácter propagandístico sin repercusión concreta sobre el mercado.
Arabia Saudita, por su parte, también elevó su producción a 10.7 mb/d en noviembre. Para que pueda cumplir sus compromisos que asumió en la reunión de la OPEP, “sería necesario que en enero reduzca su producción en 700,000 b/d”, calculó el banco alemán.
Esa complicada partida de ajedrez petrolero, en la cual prevalecen los intereses y egoísmos nacionales, acaba de comenzar. Pero en este difícil ejercicio solo ganan los que son capaces de prever su estrategia con 10 movimientos de anticipación.
Con información de www.elsoldemexico.com.mx