Familias acuden a visitar a sus difuntos
CULIACÁN. Desde que asomó el sol en el horizonte, los floristas comenzaron a instalarse en las inmediaciones de los cementerios de Culiacán. En el Panteón Civil, ubicado en el bulevar Leyva Solano, se cerró el tramo del carril frente al camposanto.
Allí, los floristas aprovecharon la nula circulación vehicular para establecer sus puestos, ofreciendo ramos y arreglos para que los vivos compren y ofrenden a los difuntos.
José Antonio fue uno de los primeros visitantes. Se despertó a las 5 de la mañana para alistarse y partió a visitar las tumbas de sus familiares. El hombre de 76 años estaba limpiando el mausoleo donde descansan su esposa, su suegra y dos de sus cuñados.
Con una escoba, limpió el perímetro de la tumba, ya había encendido las velas y esperaba a que el resto de la familia llegara con las flores que adornarían el nicho.
Ha pasado bastante tiempo desde que fallecieron. Su esposa lleva más de trece años fallecida. Sin embargo, destaca que siempre se debe conservar en la memoria a quienes se quiere.
«Todos los años, aquí estamos presentes, siempre toda la familia. Vienen todos, mis nietos, mis hijos, mis cuñados y todos», dijo.
No todos tienen la suerte de tener una familia como la de Antonio que visita a sus difuntos cada 2 de noviembre.
En el Panteón Civil, se destacan algunas tumbas que notoriamente exponen el paso del tiempo, como la de Manuel Chang, quien falleció en junio de 1926, a los 41 años de edad.
Su tumba se encuentra descuidada, incluso le falta un pedazo del cenotafio.
A medida que avanza el día, los visitantes comienzan a congregarse. Para las 10 de la mañana, ya había cientos de personas limpiando y adornando las tumbas. De igual manera, mantenían conversaciones sobre asuntos familiares, como si los fallecidos los estuvieran escuchando.
A lo lejos, se escucha la música de los mariachis entonando canciones del gusto de quienes ya no están presentes.
Así fue el Día de Muertos en el Panteón Civil.
JOSEMIGUEL SOUZA
