Tejuino, el deleite prehispánico que refresca hasta nuestros días
El extremo calor que se vive en Culiacán obliga a la gente a buscar opciones para refrescarse y quietarse la sed. Entre estas opciones y por la que muchos hasta dejan lo que están haciendo, está un vaso de tejuino, El Original, del que a diario tiene el señor Óscar Piña Burgueño disponible en su negocio.
Desde temprana hora, sin importar como esté el clima, este hombre instala su negocio y alista todo para empezar a vender esta bebida prehispánica hecha a base de maíz fermentado. Ahí cada vaso sigue un proceso de preparación, todo para que el cliente se quede con un buen sabor en el paladar y se olvide del calor.
Don Óscar recuerda que su papá y hermanos iniciaron con la venta de tejuino en el cruce de las calles Vicente Riva Palacio y Ángel Flores. De ahí recorrieron varios puntos de la ciudad hasta llegar a la esquina de Ignacio Ramírez y Guadalupe Victoria. Ahí han permanecido más de tres décadas.
“Todo empezó en 1957, empezaron mi papá y mis hermanos en Riva Palacio y Ángel Flores, de ahí nos cambiamos a la prepa Central, inauguramos la prepa Central; eran puros estudiantes los que compraban; deben mucho, ahí los tengo anotados en una libreta, porque no pagaban”.
El empresario comenta que este negocio, que hoy comparte con sus hijos, demanda mucho tiempo y dedicación, sobre todo para conseguir la fermentación adecuada del maíz. De esta depende el éxito del negocio y la preferencia de los clientes, principalmente de los que visten de hábito.
“Vienen muchas damas, vienen monjitas y hasta el Papa, ahora que vino le tuve que mandar una cubeta, por eso si yo vendo muy fuerte el tejuino, pues me levanta alcoholes (…) aparte yo al tejuino le pongo una fermentación de frutas que le llamo piquete, entonces ya no vienen por el tejuino, vienen por el piquete, y es regalado”.
Cada vaso que preparan Don Óscar y sus hijos lleva un proceso de batido. Primero ponen la sal, el jugo de unos limones, una pizca de carbonato y el fermentado de maíz y de frutas. Al final se le agregan un poco de hielo y nieve de limón. Esta última es a gusto del cliente.
“Los hacemos pedazos con el sabor, tengan la seguridad. Si a usted no le gusta el tejuino no lo paga, no más no se lleva el tejuino, me lo deja y ya después yo lo tiro; hasta ahorita no me ha pasado ese accidente, ya empiezan a probarlo y voltean los ojos para arriba ya son míos”.
Actualmente, esta bebida que hace miles de años deleitó a los Tarahumaras, está al alcance de todos los culiacanenses en tres puntos. Uno es en la esquina de las calles Ignacio Ramírez y Guadalupe Victoria, otro a un costado de la Iglesia del padre Cuco. El tercer punto se ubica en las afueras del Tecnológico de Culiacán.
“Estamos desde las 10:00 de la mañana hasta que oscurece, todos los días, sábados, domingos, días festivos, terremotos, maremotos”.
Ahora ya sabe, si busca refrescarse no lo dude y vaya por un vaso de Tejuino, El Original.
Cristina Medina