OPINIÓN

Morena siendo Morena

CULIACÁN.- De acuerdo a las encuestas que se realizan en la mayor parte del mundo, los partidos políticos son generalmente las instituciones públicas con mayor desprestigio social y en las que menos confían los ciudadanos. Sin embargo, su existencia es indispensable en toda democracia.

El artículo 41 de la Constitución Política Mexicana los define como entidades de interés público, que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática y hacer posible el acceso de los ciudadanos al ejercicio del poder público, entre otras cosas.

Por otra parte, la doctrina señala que la participación ciudadana de cualquier partido político requiere -entre otras cosas- de militancia, ideología y disciplina partidaria.

Lo que hemos visto en los últimos meses -en el caso de Morena- es la ausencia de cualquiera de estos elementos. La disputa por la dirigencia nacional que se da de cara al proceso electoral del próximo año, es un claro ejemplo de lo que ocurre en un partido sin disciplina, sin sentido de responsabilidad pública y totalmente desideologizado.  Condiciones que, no siendo exclusivas de Morena, si es donde con más fuerza de manifiestan, en principio, por su propia condición de ser la primera fuerza electoral. Pero, además, el factor predominante se encuentra en su propio origen. De ser un movimiento construido en torno a una persona se transformó en un partido político. Pareciera que el único punto en común que comparten sus militantes es la simpatía a favor de Andrés Manuel López Obrador.

La disputa que se da, hoy concentrada en las figuras de Mario Delgado y Porfirio Muñoz Ledo, es por el reparto de candidaturas de la que será la elección más grande de la historia y por el acceso a la gran bolsa de recursos que manejan por ser la primera fuerza electoral.

La del año que entra es una elección tan grande como compleja. 17 gubernaturas, la Cámara de Diputados, los congresos locales y una gran cantidad de municipios estarán en disputa. En la elección pasada Morena se estrenó como un partido político exitoso, la diferencia es que López Obrador no estará en las boletas electorales, difícilmente estará en su mejor momento en el gobierno. Aún no sabemos quien pagará políticamente las graves consecuencias generadas por la pandemia del COVID-19.

La confrontación de los grupos por el liderazgo de Morena parece que aún no toca fondo, están por verse los costos políticos que les dejará la división interna.

Con más de 100 aspirantes al inició de su proceso de renovación, dos encuestas telefónicas que costaron 21 millones de pesos más una tercera que se asoma. Insultos y acusaciones de ida y vuelta, es parte de lo que se vive en Morena que, como dije al principio está muy lejos de cumplir con el objetivo de buscar el bien común y trabajar a favores de los intereses colectivos. Por el contrario, contribuyen a la desconfianza y el desprestigio de la gente hacia la política y los partidos políticos.

A pesar de ello, no olvidemos que la política es el único instrumento que permite construir soluciones. Como dijo el gran Reyes Heroles, hagamos “que triunfe la fuerza de

la política sobre la política de la fuerza”.

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