OPINIÓN

Con paciencia y fortaleza no hay nada que se te resista

La paciencia es una virtud que se genera mientras se practica.  San Agustín la define como «la virtud por la que soportamos con ánimo sereno los males», o según el educador inglés David Isaacs : «La virtud que nos ayuda a aguantar un mal para evitar un mal mayor y esperar la llegada de los momentos buenos».

Nadie nace siendo paciente. Tampoco se compra en el mercado por kilos o metros -¿Me da un kilo de paciencia por favor?

Nuestra vida se desenvuelve a un ritmo vertiginoso: demasiada prisa para hacer, para llegar, para resolver asuntos personales y del trabajo, fricciones que surgen cada día con las personas, citas urgentes. Etc.

Si nuestra época pudiera tener un nombre se llamaría “prisa”. Por eso es necesario hacer un alto en el camino y reflexionar un poco sobre la virtud de la paciencia, para no dejarnos abrumar y tampoco seguir esa carrera loca que va a toda marcha. ¿Cómo esperamos que nuestra vida tenga más cordura y sea más amable para los demás si todo es una prisa frenética?

La paciencia es una virtud que hace a las personas tolerar, comprender, padecer y soportar los contratiempos y las adversidades con fortaleza, sin lamentarse; moderando las palabras y la conducta para actuar de manera acorde a cada situación.

VEAMOS:

  1. Necesitamos practicar la paciencia con nosotros mismos.

A veces es con quien más nos desesperamos es con nuestros errores.  Debemos recordar que nadie nació sabiendolo todo. Pero lo importante es que cuando caigamos no nos quedemos ahí por eso debemos ser pacientes con nosotros mismos para recomenzar, no desesperarnos, ser pacientes con nosotros mismos y aprender a levantarnos más humildad y con más fortaleza.

2.- Paciencia  con las equivocaciones de los demás.

Aunque en tono irónico se dice que la familia es una fuente inagotable para practicar la paciencia ya sea con el cónyuge o con  los hijos. Un buen matrimonio no se construye de la noche a la mañana. El perfeccionamiento humano fruto de la educación es un proceso contínuo que nos requiere paciencia y amor.

La impaciencia que manifiestan los padres, en gran parte se debe al querer que los hijos razonen y actúen como adultos, “¿es qué no piensas?”, “te dije que lo hicieras así…”, son algunas de las más comunes frases empleadas por los padres en su desesperación. No debemos olvidar que la madurez se da con el tiempo, la experiencia y la formación que reciben los hijos. Claro está que hay chicos que son más traviesos, el reto es tener la habilidad para educarlos pacientemente y de la mejor manera posible.

Las personas no cambiamos por arte de magia. La paciencia implica poner los medios para que los resultados se den antes, más y mejor tomando en cuenta LA REALIDAD de cada persona o situación.

3.- Paciencia frente a las contrariedades de la vida ordinaria.

Uno de los grandes obstáculos que impiden el desarrollo de la paciencia, es, curiosamente, la impaciencia de esperar resultados a corto plazo, sin detenerse a considerar las posibilidades reales de éxito, el tiempo y esfuerzo requeridos para alcanzar el fin por ejemplo:

El que mucho abarca poco aprieta. En pocas palabras, debe haber moderación, ser conscientes de nuestros alcances para evitar contraer demasiados compromisos que posiblemente no podamos cumplir.

4.- Otro ejemplo clásico se da en el ámbito laboral con el personal de reciente contratación, su curriculum y proceso de selección muestran los conocimientos y capacidad necesarios para desempeñar el puesto, sin embargo, cada labor específica requiere de un proceso de adaptación a las políticas, modalidades, normas y estilos del centro de trabajo; no se puede descartar a una persona a las dos semanas de iniciar su desempeño por no lograr una rápida adaptación.

5.- El ahorrar puede ser un forma de medir nuestra paciencia, no importan las cantidades ni la frecuencia con que se acumulen , la constancia nos llevará a reunir la suma necesaria para adquirir el auto, el juguete o realizar ese viaje que tanto hemos soñado. Si quitamos la vista del objetivo, terminaremos por gastar lo poco que hemos reunido, y nuestra meta será cada vez más lejana e inalcanzable.

6.- Existen otros retos no menos importantes para el desarrollo de la paciencia, que se refieren específicamente al hecho de soportar y tolerar las contrariedades inesperadas; por ejemplo: Soportar las molestias del clima a través del arduo trayecto a la oficina y la escuela, con cientos de autos circulando a nuestro alrededor.

7.- Ser tolerantes al realizar tareas con otros, ante su falta de destreza, conocimiento o pericia para realizar las cosas. Se da con el trabajador que no ha entendido como presentar un informe, con la empleada del hogar que no sabe como deseamos que limpie la casa, con los hijos que no entienden las matemáticas… La paciencia debe llevarnos a enseñar la manera de hacer las cosas, al ofuscarnos los resultados suelen ser totalmente contrarios a nuestros deseos.

8.- La predisposición que tenemos al acudir a aquel lugar donde “siempre me hacen perder el tiempo”. ¿Por qué disgustarnos innecesariamente?, lleva una revista o un libro para ocupar tu tiempo mientras haces fila en una ventanilla o en la sala de espera del consultorio.

Como cualquier persona si quieres ser más paciente debes practicarlo. ¡Debemos aprender a esperar!

Esperar poniendo los medios para lograr lo que queremos.

¿Cómo andamos en la práctica de la paciencia?

 

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