La figura del padre
Pasados dos días del festejo del día del padre, quiero compartirles algunas reflexiones sobre las diferentes muestras de afecto que observé en las redes sociales.
Pude ver fotos y videos para algunos padres que ya no están entre nosotros, de algunos hijos y esposas compartiendo un pequeño festejo con pastelillos o regalos chistosos, mensajes y videos que se enviaron para algunos papás que están en la distancia, incluso de algunos que felicitaban a su mamá por haber desempeñado
el rol de padre también. Todos los mensajes hacían alusión a la alegría, a las enseñanzas o los tiempos vividos que ya no volverán.
Según los reportes de seguridad, hubo significativamente menos movimiento e incidentes en las calles, en comparación con el día del niño y el día de las madres pasados. Esto es algo bueno, si consideramos que aun estamos intentando cuidarnos en estos tiempos de aislamiento voluntario, pero me llevó a reflexionar
sobre la figura que tiene el padre en la sociedad.
Es curiosamente interesante que al ser una sociedad con una educación que promueve el machismo, el festejo de la paternidad no tenga tanta relevancia como lo tendrían otros festejos, particularmente el de la madre. He llegado a pensar que detrás de todo esto está un intento de mostrar que los padres (hombres “machos”) no ocupamos regalos ni muestras de afecto, porque esas cosas son más bien de mujeres (de “viejas”). No es que yo lo afirme, es solo lo que alcanzo a percibir.
No pretendo motivar a un levantamiento en armas para derrocar el lugar privilegiado que tiene y ha tenido la madre en el inconsciente colectivo, sino aportar ideas para reivindicar la figura del padre como igualmente importante. Si consideramos que en la procreación, tanto padre como madre aportaron un 50% cada uno, para lograr la maravilla de la vida (con el óvulo y el espermatoziode), ambos deberían tener el mismo peso específico. Sin embargo, se asigna una valoración mayor al hecho de que es la madre quien engendra durante 9 meses y se encarga de la alimentación primaria a través de elamamantamiento. Pero esta no es una elección, es por naturaleza, así como igualmente por naturaleza el padre (macho) debe proveer las condiciones para
que la madre (hembra) pueda cumplir con su rol.
La madre es por medio de la cual establecemos vínculos, aprendemos sobre la expresión de emociones y algunas otras cosas de la vida cotidiana. Por su parte el padre es nuestra conexión con el mundo real, lo material, lo práctico, el trabajo. Según Bert Hellinger el padre y lo masculino te permiten reconocer los límites de
aquello que te ayuda a saber de dónde vienes, a dónde vas y hasta dónde llegar; te permiten concretar proyectos, independizarte y avanzar hacia la madurez.
La energía femenina que proviene de la madre y la energía masculina que proviene del padre, son igualmente necesarias para el sano desarrollo de todo individuo, de ahí la importancia de que reconsideremos la figura que del padre y reconozcamos el valor que representa. No se trata de igualar los festejos o los regalos, se trata de promover mejores experiencias de encuentro con ellos (los padres), de reconocer el importante esfuerzo que cada uno hace para intentar ser el mejor padre posible. El mundo de los hombres es también complicado, así como lo es el mundo para las mujeres, cada uno libramos nuestras propias batallas y luchamos contra muchas
expectativas que en estas épocas ya no pueden ser vigentes, se necesitan hombres más sensibles y mujeres más autosuficientes.
Quizá sea un tema que debamos seguir analizando, pero quiero cerrar haciendo un llamado a que avancemos en el reconocimiento de la figura del padre, en el mismo nivel que lo tiene la figura de la madre. Se que esto puede ser una locura para algunos incluso una provocación para otros, pero en el mundo de las ideas y
de las opiniones recordemos que… Diversidad Somos Todos.
Felicidades a mi querido y el mejor padre que me pudo haber tocado.