El hambre resurge en millones de hogares de Brasil por el coronavirus
SAO PAOLO._ Ricardo Cordeiro Junior hace fila junto con su esposa sordomuda y su hijo autista para recibir un plato de comida en pleno centro de Sao Paolo. Despedido en plena pandemia, ahora depende de la beneficencia para no pasar hambre, como él más de cinco millones de brasileños pueden volver a la extrema pobreza.
«Vino la crisis y acabó con todo, no tenemos nada», asegura este obrero de 47 años ahora desempleado y que se ha visto obligado a «no cumplir con el aislamiento social» por «un plato de comida» y una botella de agua.
Ricardo ha solicitado el subsidio de 600 reales (110 dólares) durante tres meses ofrecido por el Gobierno, pero dice que aún está en trámite y que no ha recibido «ni un centavo».
Desde hace un mes come gracias a la Asociación Francisca de Solidaridad de Sao Paulo, que reparte alrededor de 3.000 almuerzos y cenas todos los días a todo aquel que lo necesite, una escena que ha devuelto el fantasma del hambre a Brasil.
La fila da la vuelta a la cuadra y es cada vez mayor con el paso de las semanas, según explica a Efe fray Leandro Costa.
Acuden mendigos, pero también trabajadores informales -hay unos 40 millones en Brasil- que vivían con lo justo y perdieron su empleo de la noche a la mañana.
Aquí están más preocupados con el hambre que con el coronavirus, que avanza de forma inexorable por el país con 2 mil 906 muertos y 45 mil 757 casos, y que ha llevado a la gran mayoría de los 27 estados brasileños a parar sus economías para frenar los contagios.
Las previsiones también preocupan. Según el Banco Mundial, casi 5,5 millones de brasileños pueden volver a caer este año en una extrema pobreza que ya venía aumentando desde la grave recesión de 2015 y 2016.
Con información de El Debate