Inclusión: una forma de vida
A lo largo de estas últimas tres décadas la sociedad mexicana hemos avanzado en políticas y prácticas inclusivas y con ello en una mejor cultura de inclusión.
La Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención sobre los Derechos del Niño y la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad son solo algunos de le refentes a nivel internacional que el Estado mexicana ha considerado para ir avanzando en el diseño de las políticas que brinde un marco legal y de respeto a los derechos de todas las personas en todos los ámbitos de la vida humana; educación, salud, trabajo, esparcimiento, entre otros.
En el mes de septiembre del 2019, se publicó la reformar a la Ley general de educación, dejando asentada en su Capi?tulo VIII todo lo relativo a la educacio?n inclusiva, trascendiente de la educación especial y ampliándose a cualquier manifestación de diversidad; étnica, económica, lingüística o por condición de discapacidad, etc.
En esa misma línea, en noviembre del mismo año, se dio a conocer la Estrategia Nacional de Educación Inclusiva, documento que tiene como propósito definir los criterios para consolidar un sistema educativo “inclusivo, flexible y pertinente que favorezca el acceso, avance, permanencia, aprendizaje, participación y conclusión de los estudios de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en todo el país, en su amplia diversidad, en igualdad de condiciones y oportunidades” (Estrategia Nacional de Educación Inclusiva, 2019, p. 5).
Las comunidades educativas (maestros, directivos y autoridades educativas) deberán revisar y analizar con detalle esta propuesta para ir generando las condiciones en infraestructura y habilitación de los espacios, la capacitación y actualización del profesorado y personal de apoyo, e ir poco a poco, realizando los ajustes necesarios que posibiliten el aprendizaje y la participación de todos niños, niñas y adolescentes.
Sin embargo, esta iniciativa se quedará incompleta si como sociedad nos quedamos ajenos a estos cambios, si no incorporamos a nuestro vocabulario formas correctas y respetuosas de la dignidad humana, para referirnos a las personas, independientemente de su condición, si no somos considerados con las necesidades de los demás, incluso de los más cercanos a nosotros.
Se requiere de una apertura mental, de flexibilizar nuestros esquemas de percepción de la realidad, de un cambio de actitud respecto a lo que estamos acostumbrados a hacer o decir, de ir haciendo pequeños cambios con la convicción de que estamos contribuyendo a generar entornos más amigables y humanos, de que la inclusión no es cuestión política ni una moda, es una forma de vida.
Cada quien habremos de ir haciendo lo que nos toque, poco a poco, a su ritmo y de acuerdo a su estilo, teniendo siempre presente que… Diversidad Somos Todos.