OPINIÓN

34 años de los sismos de 1985 y dos años de los de 2017, lecciones de solidaridad

SOLIDARIDAD

Se define como la colaboración mutua entre las personas, que las mantiene  unidas en todo momento, sobretodo cuando se presentan experiencias difíciles de las que no resulta fácil salir.

El dramaturgo latino Publio Terencio Africano (194 a. C. – 159 a. C.). autor de comedias. En su obra El enemigo de sí mismo dice:

«Soy un hombre; nada de lo humano me es ajeno.»  

Alejandro Dumas en los tres mosqueteros: Todos para uno y uno para todos.

Somos seres sociales por naturaleza y nos necesitamos unos a otros para tener una mejor calidad de vida. ¿Dónde iniciamos el aprendizaje de esta virtud?…En la familia.

Formar una familia es muy diferente de vivir en una casa de asistencia o un hotel, donde no nos importan los demás y solo exigimos servicios. 

En cambio en una familia es ocuparnos unos de otros, sabemos que importamos por lo que somos, no por lo que hacemos o tenemos. Desde niños aprendemos a ser  familia descubriendo y atendiendo oportunamente las necesidades de papá, mamá, hermanos, abuelos etc. Y esto permite de manera natural crecer en solidaridad. 

Así cuando se nos presentan oportunidades de ayudar en el entorno donde nos desenvolvemos: Escolar, personas afectadas por las inundaciones, campañas en favor de Instituciones como los Bomberos, Cruz Roja, Ganac, Cáritas, Banco de Alimentos o alguna de las Juntas de Asistencia Privada de Sinaloa,  estaremos bien dispuestos a colaborar.

La solidaridad no puede ser una moda, ni solo una actividad para lucir en las páginas de internet o la sección de sociales de los periódicos.

El progreso de una nación depende en buena medida de la práctica de esta virtud.

Te invito a que revisemos ¿Cómo podríamos mejorar en esta virtud?

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