Simplifican el proceso para tamales de elote
Fausto Camacho inventó esta harina orgánica para su comercialización.
La gastronomía mexicana se caracteriza por la variedad de recetas milenarias que han pasado de generación en generación, el arte en la cocina se ha vuelto de los principales motivos por los que viajeros visitan el país.
Entre los platillos más aclamados por los turistas están los tamales; elaborados tradicionalmente con masa de maíz que se produce al moler los granos, luego se condimenta y se unta en hojas húmedas de maíz y en ocasiones se agrega un relleno de carne.
Comprar el elote, cimarlo y molerlo es el proceso que tienen que seguir personas que se dedican a la venta de este alimento. Fausto Camacho Uriarte, Trabajador de la Universidad Autónoma de Sinaloa y agricultor en sus ratos libres, se ha dedicado a la elaboración de una harina para tamales que sustituya el proceso anterior, facilitando pero conservando el sabor tradicional.
“Cortar, deshojar, cimar y moler. Todo ese proceso la persona que se dedica a hacer tamales se va a ahorrar, solo vacían la harina, le agregan agua y como este es grano deshidratado dejará la textura como si acabara de moler el grano tierno. De ahí en adelante debe proceder a agregarle los ingredientes que considere como: la mantequilla, sal, azúcar… todo para la elaboración de los tamales.”
Este proyecto promete ser una herramienta para los comerciantes, al ahorrarle tiempo y dinero en el proceso de producción.
El sueño de Fausto Camacho es que al tener la oportunidad de comercializar la harina, las personas lo acepten por ser un producto procesado de manera orgánica.
“Yo le sugeriría a la persona que va a invertir, lo más recomendable que es sembrar el maíz para tener la cosecha y tener la madurez del elote idónea para la elaboración de tamales. Porque si nos metemos al mercado a comprar, no va a estar parejo. Algunos van a tener 100 días, otros 110 días y a medida que va avanzando el tiempo se va haciendo maduro y va perdiendo la cuestión lechosa del grano y también pierde el sabor.”
Su principal motivación para comenzar la elaboración de la harina fue su familia, quienes se dedicaban a la agricultura desde que él tenía una corta edad.
Camacho Uriarte, recuerda como su mamá le decía que algo provocaba que el sabor del tamal cada vez fuera diferente.
“Mi madre me decía, ‘hijo los tamales ya no saben igual’. yo pensé que mi mamá estaba perdiendo el sentido del gusto, pero ahora sé a lo que se refería. Las mejoras que le hacen al maíz hace que pierda lo original del maíz criollo.”
La harina de maíz tiene un tiempo de vida en anaquel de 1 año o más, dependiendo la humedad del ambiente. El sabor es igual en todas sus presentaciones ya que tienen el control de los días que tiene en cultivo el grano.
Una de las ventajas de este producto es que los comerciantes de tamales no tendrán la preocupación de adquirir elotes que tengan más de 7 días cortados, ya que conforme pasan los días pierde vida y sabor.
Con información de Heidi Fonseca