SINALOA

El día que Jorge no llegó a la secundaria

Familiares y amigos despidieron al pequeño que falleció en Alturas del Sur

En medio del salón de primero “A” luce vacía la silla marcada con la serie A-10 y el número 38 en el respaldo, la silla en la que Jorge Humberto tomaba clases desde el pasado 20 de agosto en la Escuela Secundaria Técnica Núm. 50 de Culiacán, el espacio al que no pudo llegar el pasado lunes porque, en el trayecto, cuando caminaba, fue arrastrado por la creciente hasta un canal de desagüe en el fraccionamiento Alturas del Sur.
Con apenas 12 años y en menos de dos meses, Jorge logró hacer muchos amigos en su nueva escuela, entre ellos 39 compañeros de grupo que aún no asimilan la noticia, muchachitos con los que convivía siete horas y media de lunes a viernes, pero ahora están consternados porque ya no lo verán más.
La mayoría de sus compañeros recuerdan a Jorge como un niño muy sociable, inteligente y platicador; mientras la maestra de Inglés, quien ayer ya no pudo darle clases, lo definió como un muchacho muy puntual y cumplido en sus tareas.

Incluso muestra un cartel pegado en la pared en el que aparece escrito su segundo nombre junto al de sus compañeros.

El escrito enumera en inglés una serie de reglas de clase: trabajar en equipo, ser responsable, ser honesto y servicial, ser amable y respetuoso, escuchar a otro y hacer el mejor esfuerzo.

Todas estas indicaciones —afirma la maestra— la cumplía Jorge.

Y aunque este alumno dedicado a los estudios y de menuda complexión ya no recorrerá esos pasillos de la escuela ni correrá por la explanada ni caminará por los escalones hasta su aula, su recuerdo permanecerá en ese salón, en el que se esperaba terminaría los tres años.

Ahí permanecerá esa silla marcada con el número 38, en la que sus compañeros lo veían sentado mientras platicaban o bromeaban.

LA TRAGEDIA

Jorge, como lo llamaban familiares y amigos, salió el lunes muy temprano de su casa para tratar de llegar a tiempo a la escuela ubicada en la colonia Antonio Rosales, a la que tardaba alrededor de media hora en llegar.

La madrugada de ese día había estado muy lluviosa, y eso provocó que el agua corriera como arroyo por varias calles que él caminaba a diario para llegar desde su casa a la parada de urbanos: era un trayecto de poco más de medio kilómetro.

Ese lunes, antes de abordar el camión, Jorge recibió la noticia de que no habría clases, por lo que, aún uniformado y con la mochila al hombro, decidió ir a visitar a su abuela, y así lo informó a su familia, pero tampoco alcanzó a tomar el camión, pues, de acuerdo con algunas versiones, el menor cayó al piso y fue arrastrado por el agua hasta el canal de desagüe que corre en medio del bulevar. Su cuerpo fue hallado a 400 metros al poniente de la parada de urbanos, sin vida.

 

CONSTERNACIÓN EN LA ESCUELA

El director del plantel, Rogelio Ríos, confirmó que el día de la tragedia varios directivos de la escuela llegaron poco antes de las 06:30 horas, a pesar de que a esa hora la Secretaría de Educación Pública y Cultura (Sepyc) ya había decretado suspensión oficial de clases para las escuelas de todos los niveles educativos en Culiacán.

El directivo afirma que tres alumnos de tercer grado llegaron a la escuela, quienes esperaron a que sus padres pasaran por ellos; incluso afirma que varios papás llegaron en vehículo a preguntar si habría clases, por lo que, al confirmar la decisión, se regresaron con sus hijos.

Pero Jorge Humberto no alcanzó a llegar, y así lo confirmó el director, quien reconoce que el menor vivía un poco lejos y se trasladaba en camión.

El alumno era uno de los pocos que, a diferencia del 90 por ciento del alumnado, no llegaba en auto.

El profesor Ríos dijo desconocer cómo ocurrió el fatal suceso, pero se encuentra igual de consternado que la población del plantel.

«Como institución nos preocupa y nos ocupan todos nuestros alumnos. Cuando están con nosotros, les decimos que somos como sus segundos padres en la escuela, estamos al pendiente de ellos. Lamentablemente, en la parte de afuera es difícil estar cerca de ellos», sostuvo.

El profesor aseguró que cuando alumnos llegan solos a la escuela y existen situaciones de riesgo por lluvia, estos son resguardados en el plantel, «lo mismo ocurre cuando llegan tarde, les permiten la entrada, jamás regresamos alumnos, esto para evitar accidentes».

 

DE LA INCERTIDUMBRE AL DOLOR

El subdirector, Juan Pereznúñez Guerra, quien afirma que la comunidad escolar se encuentra consternada por lo ocurrido, narró que ese día de la tragedia fue a media mañana cuando a través de los medios se enteraron del fallecimiento de un alumno de secundaria, pero la información fluía lenta, y entre la confusión se pensaba que era de otra escuela técnica:

Fue hasta las 15:00 horas cuando una maestra de grupo confirmó la noticia a través de un grupo de WhatsApp. Se trataba de nuestro alumno. La verdad, esto nos consternó mucho

Tras conocer la noticia del deceso, directivos y maestros del plantel se pusieron de acuerdo con padres de alumnos compañeros de Jorge para acompañarlo en la funeraria donde estaba siendo velado:

«Nos citamos el lunes a las siete de la tarde en la funeraria donde sería velado. No quisimos que los niños fueran de negro. Les pedimos que fueran uniformados. La verdad, fue un momento muy difícil, muy triste cuando bajaron su cuerpo, pero ahí estuvimos para acompañar a la familia y a sus amigos de grupo», detalla el subdirector.

Ayer, nuevamente, la mayoría de los alumnos de primero A acudieron a la funeraria en compañía de sus padres para dar el último adiós a Jorge Humberto, el niño a quien describieron como muy agradable, muy sociable, platicador e inteligente.

Y mientras Jorge era velado en conocida funeraria, en la escuela el sentimiento de dolor era evidente. Directivos y maestros seguían absortos, y los alumnos aún preguntaban lo ocurrido, como tratando de encontrar explicación al trágico suceso.

La realidad es que el alumno no alcanzó a llegar a la escuela, fue arrastrado por la corriente provocada por las fuertes lluvias que azotaron es madrugada al sector sur de la ciudad, y a partir de ahora sus familiares y sus amigos tendrán que vivir con su recuerdo, con la imagen de ese niño simpático y platicador al que le gustaba el taller de soldadura, el menor de tres hermanos que vivió su niñez en la colonia CNOP, pero hace poco menos de ocho meses tuvo que mudarse al fraccionamiento Alturas del Sur, donde ya mostraba signos de ser independiente.

Los restos del menor fueron sepultados ayer por la tarde en el panteón Jardines del Humaya, ubicado al sur de la capital de Sinaloa.

 

Con información de El Debate.

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